Hay palabras que desaparecen de nuestras vidas sin saber muy bien por qué, el caso es que dejamos de decirlas como si hubiera un código secreto y tácito a partir del cual a llegar a cierta edad esas palabras pierden la magia de su poder.
Pero, por suerte, siempre hay alguien que te las recuerda cuando menos te lo esperas. Eso es lo que me pasó el otro día con Luz Berta, excelente actriz de doblaje, a la que hacía tiempo que no veía, que me recordó aquella expresión de «le tengo una hincha que no veas». Es verdad, en Ferrol le teníamos hincha a alguna gente y si no, se la cogíamos, pero siempre íbamos con la hincha para arriba y para abajo. Es castellano del bueno y pienso que se decía en toda España y se utilizaba en femenino : «la hincha». Así lo leemos en Quevedo: «el alguacil viendo que la moza le había dado entre ceja y ceja tomó la hincha con ella». Su significado es «odio, encono, enemistad». Ignoro cómo pasó a significar, primero en Argentina, partidario de un club deportivo, pero tanto en masculino «los hinchas» como en femenino «la hinchada», seguro que el origen es el mismo: hinchar, del latín inflare, soplar dentro de algo. El DRAE recoge también hinchahuevos e hinchapelotas, lo que nos puede dar alguna pista.
También utilizábamos «tirria» para mostrar nuestro enojo con alguien, «a ese le tengo tirria», decíamos. Los clásicos consideraban a esta palabra vulgar y algo ridícula. Lope de Vega se refiere a ella como palabra significativa y sonora pero de poca categoría.
En castellano tiene el significado de rabia o aborrecimiento, parece ser que el mismo significado tiene en catalán o vasco. Si duda es voz de creación expresiva, esa erre doble flanqueada por las dos íes le confiere a la rabia o al enfado doble valor. Como veis en Ferrol cuando nos hinchaban las narices nos enfadábamos en castellano clásico.
las palabras de la tribu el habla ferrolana