La organización del Festival del Ortigueira pone coto a carpas y puestos ambulantes en el pinar
14 jul 2012 . Actualizado a las 14:58 h.Asidua al Festival do Mundo Celta, Andrea, de León, recala en Ortigueira por cuarto año consecutivo. Llegó el jueves, de madrugada, con ganas de folk y fiesta.
Ya instalada en la acampada de Morouzos, asegura: «Veo diferencia, otros años pasabas y estaba todo lleno de tiendas, carpas, comida... la gente que no quería ir al pueblo no tenía que moverse de aquí». Y es que en esta edición, la vigésimo octava, la organización, por ordenanza municipal, ha incrementado los controles de acceso al pinar, impidiendo la introducción de aparatos eléctricos de grandes dimensiones, mobiliario o comida para comercializar de forma irregular. «Se nota la falta de las 'rave'», dice Andrea. Estaban en el punto de mira para devolver el festival al origen, al folk. Con todo, el pinar de Morouzos, pasado por agua durante todo el viernes, retumbaba con alguna carpa «dance» entre las dunas.
«Espero que la gente se anime. Yo sé fijo que, como pueda, repetiré». La de Ortigueira es una fecha señalada en el calendario de Andrea. «Es increíble... la playa, el monte, la gente, el Festival... aunque haga mal tiempo. La lluvia no me importa».