El obispo llama la atención sobre el sufrimiento que la crisis causa a cada vez más gente
13 oct 2013 . Actualizado a las 04:00 h.El obispo de Mondoñedo-Ferrol, Manuel Sánchez Monge, nació en el año 1947 en Fuentes de Nava, en plena Tierra de Campos, provincia de Palencia. Un pueblo que no llega al millar de habitantes y en el que cabe suponer que estarán orgullosos de haberle dado un prelado a la Iglesia, igual que sus vecinos de Becerril de Campos presumen de haberle dado al atletismo al legendario Mariano Haro Cisneros (buen amigo del obispo, por cierto). A Haro, y en general a todas aquellas gentes de su tierra, se parece mucho este obispo en la sobriedad del carácter: le gusta el silencio, mira siempre a los ojos, es extraordinariamente austero y si hay que decir algo, quiere que se diga con claridad. Ha decidido que la cuarta parte de su salario se destine siempre a ayudar a los pobres, y algún mes ha donado el salario entero. «Pero de eso no quiero hablar», replica, tajante, cuando se lo comento.
-La Diócesis de Mondoñedo-Ferrol tiene 422 parroquias... Y cada vez menos sacerdotes.
-Sí, en la Diócesis estamos bajo mínimos, es cierto. Hay una gran carencia de vocaciones, que no es un problema exclusivamente de aquí, claro, pero que me preocupa muchísimo.
-En el Real Seminario de Santa Catalina, en Mondoñedo, se han suspendido las clases...
-Sí, hemos tenido que dejar en suspenso la actividad docente en el Seminario Menor, temporalmente. No se ha cerrado el Seminario. Pero sólo tenemos cuatro alumnos: un interno y tres externos, que reciben toda la atención del centro aunque ahora no estudien allí. En el Seminario Mayor tenemos tres alumnos, y hace poco se ha ordenado sacerdote otro.
-Aquí, los curas cada vez se mantienen en activo más tiempo.
-Los sacerdotes tienen derecho a jubilarse a los 75 años. Pero aquí hay tan pocos, que algunos, con una gran generosidad, octogenarios ya, continúan su labor años y años...
-¿Acabarán desapareciendo parroquias, como ha sucedido ya en otros países?
-No soy partidario de suprimir parroquias. Creo que es importante que sigan existiendo las que hay, preservando además la identidad de cada una de ellas. Pero todos tenemos que pensar que, si no hay sacerdotes, habrá que organizar las cosas de otra manera. Por eso potenciamos tanto lo que llamamos unidades pastorales, en las que los sacerdotes, con la ayuda tanto de laicos como de religiosos, se ocupan de varias parroquias, procurando compartir actividades. Por desgracia, ya no es posible celebrar la Eucaristía los domingos en todas partes. Pero hay celebraciones de la Palabra, cuidamos mucho la oración conjunta, se procura ir siempre alguna vez a todas las iglesias... ¡En fin...! Además, yo creo que todo esto va a cambiar.
-¿Que va a cambiar, dice?
-Sí. Es cierto que el secularismo es un gran problema, y que hay muchísima gente separada de la vida religiosa, aunque también tendríamos que preguntarnos qué hemos hecho para que esto sea hoy así. Pero en nuestras oraciones siempre le estamos pidiendo al Señor que haya nuevas vocaciones sacerdotales. Y no me cabe duda de que volverá a haberlas.
-La Diócesis de Mondoñedo-Ferrol abarca toda la Galicia del Norte. Con realidades sociales muy distintas.
-Muy distintas, en efecto. La realidad de la costa industrializada de Ferrol no es la misma que la de las zonas pesqueras de la Mariña o del Ortegal; ni la realidad de las zonas agrarias como la Terra Chá se parece tampoco a la de As Pontes, ni ésta a la de Mondoñedo. Pero que tengamos circunstancias tan diversas es enriquecededor, espiritual y culturalmente. Nuestras gentes son muy distintas entre sí. Como lo es su religiosidad; tan introspectiva en las tierras del interior, tan expresiva en las localidades costeras...
-Pero hay algo que sí tiene en común toda la Diócesis...
-¿El qué?
-El aumento de la pobreza, fruto de una crisis económica que está destrozando a mucha gente.
-¡Claro, claro...! Y es terrible. Algo tremendo. La crisis está afectando cada vez a más gente. A Cáritas están viniendo a pedir ayuda personas que jamás pensaron que podrían llegar a verse en una situación como ésta. Por eso es tan importante que hagamos todo cuanto esté en nuestra mano para ayudar. Tenemos que estar volcados en ayudar a quienes sufren. Estar siempre a su lado. Muchos necesitan, además, que alguien los escuche. Y eso hace Cáritas, con la que cada vez colabora más gente en nuestra diócesis. Junto a los pobres sientes a Dios. Estando con ellos, sientes como Él te habla.
«No soy partidario de suprimir parroquias»
manuel sánchez monge obispo de la diócesis de mondoñedo-ferrol