Si por algo se está caracterizando el año de mando de España con las fragatas F-100 al frente de la flota de la OTAN SNMG-2, primero en el Mediterráneo y luego en el Índico, es por la intensa combinación de las tareas que encomienda la Alianza Atlántica con la labor de escaparate para la industria nacional y, en concreto, de los astilleros públicos.
Cabe recordar que la serie F-100 fue fabricada en Ferrol y porta el avanzado sistema de combate Aegis, lo que convierte a estas unidades en barcos de vanguardia en Europa.
Fue la Blas de Lezo (F-103) la primera que asumió el mando de la SNMG-2. Su tarea se centró, en el Mediterráneo, en la misión antiterrorista Active Endeavour. En ese marco, no obstante, pudo participar en el ejercicio multinacional de la Alianza Atlántica Brilliant Mariner, con unidades de numerosos países. Con anterioridad estuvo también en los puertos de Estambul (Turquía); Odessa (Ucrania) y Bourgas y Varna (Bulgaria). Más apretada todavía fue la agenda de la Álvaro de Bazán (F-101). Durante su primera etapa de despliegue en el Mediterráneo participó en diferentes maniobras y, además, visitó los puertos de Casablanca (Marruecos); Palermo (Italia); Aksaz y Antalya (Turquía); Souda (Grecia); y Haifa (Israel). En la segunda fase de actividad con la OTAN, ya dentro del operativo Ocean Shield contra la piratería en el Índico, tenía programadas paradas en Yibuti; Dubai; Salalah; Maldivas y Mauricio. Y ahora la F-105 dará continuidad a esa labor. Primero asistiendo a la gran cita sectorial que se celebra en Catar y, posteriormente, visitando otros puertos de países de África y Asia.
La propia OTAN está utilizando también los buques fabricados en Ferrol para, a través del mando embarcado a bordo, estrechar relaciones diplomáticas y de colaboración en la lucha contra la piratería con las naciones de ese entorno.
Como telón de fondo, el largo despliegue del Cantabria en Australia para, también, respaldar al naval. Un apoyo prioritario para Defensa y la Armada.