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«Ser arquitecto era sinónimo de éxito y dinero, y hoy de fracaso»

FERROL

ÁNGEL MANSO

El profesional cariñés ha abierto un estudio en su pueblo natal, en plena crisis. Cree que es tiempo de reformar, no de construir

30 may 2014 . Actualizado a las 20:10 h.

David Novo López (Cariño, 1983), diplomado en Arquitectura Técnica por la Universidade de A Coruña y licenciado en Arquitectura por la Universidad Alfonso X el Sabio, de Madrid, compagina su trabajo en el Concello de Valdoviño con el estudio DN+Arquitectura, que abrió hace unos meses en su pueblo. Aficionado al deporte y la gastronomía, la familia y sus amigos, aspira a recobrar «estima y dignidad» para su profesión.

-¿Cómo se animó a abrir ahora un estudio de arquitectura?

-Aunque suene raro, la situación actual fue la que me impulsó a tomar la decisión, y el apoyo de mi mujer y mi familia. Es complicado ver ofertas de trabajo para arquitectos, arquitectos técnicos o cualquier profesional del mundo de la construcción. Por eso decidí emprender esta nueva etapa.

-¿Cuál es el balance de estos primeros meses de actividad?

-Muy bueno, no solo por los encargos que recibo, sino por la satisfacción que supone aprender cada día. Animo a todo el mundo a quien le ronde la idea de lanzarse al mundo laboral como profesional liberal que lo haga, ya que la satisfacción personal compensa los malos ratos. Y estar presente en el mercado laboral siempre genera oportunidades.

-¿Cuál es su cliente objetivo en estos momentos?

-Suele ser de mediana edad, con una cierta estabilidad económica, que decide realizar un proyecto arquitectónico para invertir en una vivienda propia. Busca un diseño alejado de las promociones impersonales de viviendas comunitarias que se solían ejecutar.

-¿Qué proyectos son los más demandados, con las grandes inmobiliarias paradas?

-Actualmente los arquitectos debemos reinventarnos. Esta profesión tiene unas competencias mucho mayores y mayores deben de ser la metas que han de buscarse. La construcción de grandes inmobiliarias continúa estancada, pero por suerte o por desgracia (yo soy más bien de la primera opinión), el futuro no está en construir sino en reformar, entendiendo el término de una manera mucho más amplia. Una construcción de nueva planta puede considerarse como una reforma; una reforma interior y una reforma en las condiciones de vida de su entorno más inmediato.

-¿Qué criterio se impone, el del cliente o el del profesional?

-El cliente viene con unas expectativas de lo que quiere y los arquitectos poseemos otras; a veces completamente divergentes y otras no tanto. Lo principal es llegar a un punto de encuentro entre ambas, pero sin renunciar a conceptos esenciales de la arquitectura como la luz y el espacio, complicado de ver por el cliente, sobre todo en un papel, antes de la materialización de la idea.

-Su oficina está en pleno casco histórico de Cariño. ¿Qué carencias ve en este entorno?

-Es difícil ver carencias en el pueblo de donde uno es, pero la verdad es que el casco histórico de Cariño posee multitud. Principalmente la ausencia de un Plan Especial de Protección y Reforma Interior. Se debería ejecutar una actuación integrada (...) y desarrollar una normativa general, a través de estudios de detalle, que permita ejecutar nuevas construcciones o adecuar las existentes a unas condiciones mínimas de habitabilidad, detener el deterioro del tejido urbano y social, preservar sus valores patrimoniales, reforzar la cohesión social y favorecer la actividad económica.

-¿Qué busca con su trabajo, más allá de atender un encargo?

-Sentirme lleno, desarrollar mis inquietudes y mejorar la manera de vida de sus moradores.

-¿Cómo ve el futuro del sector tras el impacto de la crisis?

-La crisis nos ha golpeado, pero es cierto que los arquitectos somos en parte culpables de la situación, no la económica o la política, sí la inmobiliaria. Hace 40 años ser arquitecto era sinónimo de prestigio social, éxito y dinero; hace 15 años solo de éxito y dinero; y hoy probablemente lo sea de pobreza, fracaso y desilusión. Debemos seguir luchando por nuestra dignidad, por el derecho de seguir ejerciendo esta maravillosa profesión, con competencia, profesionalidad y honestidad.