El aspecto de Jorge Luis Sosa Mejuto dista mucho de la del púgil que fue en Estados Unidos
29 nov 2014 . Actualizado a las 13:47 h.El aspecto de Makelele, tanto durante su espera para entrar el jueves en el Juzgado de lo Penal número 2 como en su interior, no tuvo nada que ver con la del boxeador de éxito que se estaba forjando en Estados Unidos. Mucho menos con la del conductor kamikaze que fue y que acabó con dos vidas en Vigo. Ya despojado de las trenzas que le dibujaban cierto semblante de tipo duro, se presentó en el palacio judicial de Ferrol con gafas, sin alardes y muy calmado. Se mostró respetuoso con los agentes que le escoltaban y tranquilo ante la presencia de la prensa, una actitud que llevó hasta el interior de la sala. Allí le esperaba el magistrado titular, Carlos Suárez Mira, que concluyó la conformidad preguntándole si aceptaba la pena que proponía. Makelele dijo que sí, para acto seguido firmar lo que ya era desde ese momento una sentencia firme. Imputado por un delito de conducción bajo el efecto de bebidas alcohólicas en concurrencia con un delito de lesiones por imprudencia, aceptó una condena de tres meses de cárcel y un año y un día de privación del derecho a conducir. Una pena que responde al accidente de tráfico que tuvo lugar el 1 de noviembre del 2007 y por el que el juzgado ferrolano le reclamaba desde el 2011. De hecho, la vista oral tuvo que suspenderse tres veces dado que Makelele se encontraba en paradero desconocido.
Aquel día, y debido a que iba «picado» con otro coche, chocó con un vehículo al volante de su Audi A 3 en la confluencia de las calles Magdalena y Tierra tras saltarse un stop. Un ocupante del otro coche resultó herido, y Makelele superó en más del triple lo permitido en la prueba de alcoholemia. Más tarde provocaría el accidente en el que falleció un matrimonio vigués y por el que se le condenó a 3 años y 9 meses de cárcel. Pero, tras ser condenado por homicidio imprudente, el prófugo no esperó a que le notificasen su ingreso en prisión. Cogió un avión en enero del 2011 en Lavacolla y huyó a Estados Unidos, su país de origen, donde creó un nuevo personaje: George el Terrible Sosa. Fue así como se convirtió en boxeador y se forjó una carrera de éxito en la que ya escalaba puestos en el ránking de los pesos welter. Estaba convencido de que su país jamás lo extraditaría, al igual que no lo hizo con otros delincuentes. De hecho, en una entrevista telefónica concedida a La Voz en octubre del 2013, aseguraba que se sentía inocente y que lo habían condenado por ser negro. Obviamente, se equivocó.
crónica judicial ni rastro de su imagen