El dueño del restaurante Cándida de Canido, precintado el viernes por el Concello, asegura que han «hecho todas las gestiones que nos han pedido e incluso contratando a ingenieros y abogados, lo que ha supuesto un coste de 1.700 euros». Por esta razón, no entiende las razones que han llevado a los servicios municipales a tomar una decisión tan drástica que les deja sin apenas salidas.
«Todo llevaba la dirección correcta, pero no sabemos qué pasó de repente para frustrar una solución», arguye. Asimismo, denuncia que su local presenta unos problemas que en otros casos se han podido solucionar. «Pedimos que se nos trate como a otros locales, porque está claro que este comparado con muchos otros de la ciudad está en mejores condiciones». El propietario de este establecimiento, ubicado en la plaza de Canido, asegura que hace unos tres años que están tratando de legalizar su situación, pero que ahora el Concello, de forma unilateral, les cierra todas las puertas. «Nos volvemos a encontrar en el punto de partida».
Informes técnicos y jurídicos
El concejal de Urbanismo, Guillermo Evia, declinó ayer comentar cuestión alguna sobre este expediente ni sobre las declaraciones del propietario del establecimiento. Asimismo, aseguró que todas las actuaciones realizadas por el Ayuntamniento están respaldadas con informes técnicos y jurídicos.