El privilegiado enclave natural tiene destacadas piezas populares
03 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Días atrás, un artículo de La Voz nos alertaba sobre el estado del monasterio de Monfero; sin duda, con el de Caaveiro, una de las joyas arquitectónicas de As Fragas do Eume. A ambos podríamos denominarlos arquitecturas cultas o de autor. Pero en este privilegiado enclave natural encontramos otras arquitecturas populares de autor anónimo que corren grave peligro de desaparición.
En estos últimos años he podido constatar el acelerado deterioro de muchas de ellas. Entre las causas de dicho deterioro se encuentran: el abandono de los lugares por parte de la población; la descontextualización de las construcciones; una incorrecta utilización de materiales e instalaciones; la adición de nuevos elementos a la tipología tradicional; la sustitución de formas de producción artesanal por industrial; técnicas de conservación inadecuadas o , simplemente, la inacción ante el paso del tiempo.
Y para ilustrar al lector, he aquí algunos ejemplos: el horno de una herrería medieval que queda en pie en el regato da ferreiría, en el límite de los concellos de Monfero y Pontedeume, antaño propiedad del monasterio de Caaveiro, hace unos meses ha perdido casi la mitad de su muro de piedra. Una de las escasísimas ?hórreas? o graneros que existen en esta comarca, languidece en O Valado-Monfero. El machuco o martinete de Cabalar en el concello de A Capela, singular muestra de la energía hidráulica aplicada a la transformación del hierro, con casi tres siglos de antigüedad, se encuentra derruido; la preciosa capilla medieval de A Ermida, en Queixeiro- Monfero, con pinturas en su interior, tiene su fachada a punto de desplomarse, lo que ya ha sucedido con la cubierta del atrio de la de santo André, no muy distante, o la de san Antón, en Bermui- As Pontes- que está absolutamente inservible.
Otro tanto podríamos decir de construcciones de menor entidad constructiva, pero no por ello menos importantes desde el punto de vista etnográfico como las curripas, para recoger las castañas, los cabanos, alpendres, palleiras, hornos, hórreos, fuentes, lavaderos, molinos, etc? La lista sería interminable.
En el capítulo de la arquitectura e ingeniería industrial, tenemos una importante deuda con la antigua central eléctrica de A Ventureira, cuya vida útil se extinguió a mediados del XX al entrar en funcionamiento la nueva central del Eume. Sus instalaciones son pasto del saqueo de los depredadores después de haber provisto de energía eléctrica a una parte de la provincia. El malogrado anteproyecto de conversión en museo habría que recuperarlo para poner en valor un elemento tan valioso de la arqueología industrial.
Cuando nuestros gobernantes nos anuncian inicios de recuperación económica, es el momento de ir estimulando actuaciones de rehabilitación para dinamizar el sector de la construcción, totalmente deprimido, a la vez que se recupera un patrimonio esencial para nuestra memoria colectiva. También sería deseable una mayor toma de conciencia popular sobre la importancia de estos elementos etnográficos, haciendo compatible el necesario desarrollo y evolución de las condiciones de vida de los habitantes del territorio con la preservación y conservación de este legado centenario. Para ello deben llevarse a cabo políticas de ayudas para su sostenibilidad y el imprescindible asesoramiento y asistencia desde las administraciones autonómica y local preferentemente, por estar más cercanas a esta realidad, ya que si no, en muchos casos asistiremos a su desaparición.
José Yáñez Rodríguez es ingeniero de Edificación y doctor en Historia del Arte.