El cajón de sastre del Sánchez Aguilera

FERROL

Vista del estado de deterioro que presentan las instalaciones del antiguo acuartelamiento del Ejército.
Vista del estado de deterioro que presentan las instalaciones del antiguo acuartelamiento del Ejército. José Pardo< / span>

En el cuartel conviven inquilinos, coches, perros, adoquines y servicios varios

01 jun 2015 . Actualizado a las 19:05 h.

El antiguo cuartel Sánchez Aguilera se ha convertido en el recurso más utilizado por el Concello de Ferrol, en el que cabe todo y de todo. Las instalaciones, hoy en mano de la administración local, fueron en su día la base del Regimiento de Infantería Mérida 44 y cuando esta se disolvió, hace más de 20 años, acogieron el Regimiento de Artillería Costera de guarnición de esta plaza.

El deterioro de los edificios y la acumulación de diferentes materiales por todas partes podría llevar a pensar a quien se encuentre dentro de este recinto amurallado que se trata de un espacio en el que se libró una batalla.

Boquetes en las paredes, escombro, coches destrozados y mucha maleza dan al viejo cuartel un aspecto total de abandono y carencia de vida, cuando en realidad ocurre todo lo contrario. Allí hay mucha vida, empezando por el servicio de recogida de vehículos por la grúa, ubicado en unas casetas de obra desde que hace un año se decidió su traslado de la entrada del cuartel por razones de seguridad, a causa del mal estado de las instalaciones; la sede de la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil de Ferrol; el museo y las aulas de la Sociedade Galega de Historia Natural y la perrera de la Asociación de Cans de Salvamento de Galicia (Casaga).

En cuanto a material inerte, en el Sánchez Aguilera se acumulan los adoquines retirados de algunas calles de la ciudad, que en la actualidad se están empleando en las obras de pavimentación del Cantón de Molíns, por ejemplo; la arena que se utiliza en la Feira de Muestras cuando se celebra Equiocio, los vehículos retirados por orden judicial, los donados por personas a las que se lo retiró la grúa y optan por cederlos en lugar de pagar las multas, y el espacio en el que los bomberos realizan habitualmente sus prácticas contraincendios y de rescate.

Todo esto cabe dentro del recinto amurallado, mientras que las explanadas exteriores están habilitadas como aparcamiento de vehículos de uso público y gratuito y un edificio situado al lado de la Residencia Militar es utilizado como vivienda por indigentes. Hasta hace una semana residía allí Amador Freire, un habitual de la plaza de Armas que fue hallado muerto por la Policía y ahora solo se tiene constancia de una pareja que habita una de las estancias del inmueble.

La confluencia de todos estos elementos en un lugar confinado pero situado entre viviendas ha propiciado algunas protestas vecinales, que se concentran en la existencia de ruidos nocturnos que impiden conciliar el sueño de los vecinos.

El principal foco de las quejas son los aullidos de perros que se repiten cada noche y que algunos residentes en la zona atribuyen a los perros de la asociación Casaga. Sin embargo, los responsables de la entidad niegan este hecho, asegurando que, tras un incidente ocurrido el año pasado, todas las noches les ponen collares antiladridos. De ahí que otra opción que se baraja como posible procedencia de los aullidos es que pernocten en la zona otras personas con perros de las que no se tiene constancia.

reportaje patrimonio urbanístico