
Julio López impartirá un curso para evitar que desaparezca una tradición que se ha ido olvidando con el paso de los años
16 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Julio López Allegue, un vecino de 73 años de la parroquia de Sillobre, mantiene la importancia de ciertas tradiciones. Está particularmente interesado en una bastante antigua: los toques de campana. Para Julio, se trata de algo que ha formado parte de su juventud y que, recuerda, siempre estuvo presente en la vida de la gente del campo. Está abierto a enseñar a quien quiera aprender.
-¿Cómo empezó a interesarse por la labor de campanero?
-Cuando yo era pequeño, allá por los años cincuenta, era monaguillo aquí en Sillobre. Al principio me gustaba escuchar a los chavales mayores, que sabían tocar las campanas. El tañido es un sonido muy agradable, que nunca desentona ni molesta. Además, cuando empecé a dedicarme a dar los toques de campana, podía evitar hacer cosas como ir con mi hermano a buscar la hierba para las vacas (risas).
-¿Durante cuánto tiempo estuvo dedicado a esta labor?
-Pues durante mis años de juventud, hasta mi último año en la Marina, a bordo del crucero Almirante Cervera. Las labores adicionales permitían mayor libertad de horario al librar guardias, y algo más de dinero, así que me dediqué, además de a ser monaguillo a bordo del buque, a dar clase a los marineros analfabetos y a llevar la biblioteca de a bordo. Ahora toco de vez en cuando allí donde me lo piden.
-¿Cuál es la auténtica utilidad de los toques de campana?
-Antes, la gente trabajaba mucho tiempo en el campo, no había los avances que hay ahora, y además no todos podían permitirse un reloj de pulsera. Las campanas avisaban de todo. Dependiendo de los toques, podías saber si había muerto un hombre o una mujer, e incluso si había algún incendio. En los años sesenta había incendios por todas partes, y mi labor era tocar a rebato para avisar de ello. Luego llegó el sistema electrónico, pero esto puede llegar a ser muy molesto, porque tocan a todas horas. Antes tocábamos cuando era necesario.
-¿Cuál es entonces la iniciativa que va a poner en marcha?
-Mi intención, al menos por ahora, es dedicar una hora del 5 de septiembre, a las doce de la mañana, a enseñar a la gente cómo funcionan las campanas, porque tampoco sabemos cuántos vendrán. Mi sobrino, Bruno Aneiros, me ayudará con el tema, porque ambos creemos que es una lástima que se pierda algo tan bonito, y sencillo, como los toques de campana, y además esta idea ayudará a dar a conocer un monumento tan fascinante como la iglesia de Santa Mariña de Sillobre. El arte de tocar las campanas no se puede perder.