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¿Sabías que el Galeón de Manila no era realmente el nombre de un barco?

museo naval

FERROL

MUSEO NAVAL

Fue una ruta de comercialización española y uno de primeros ejemplos de la globalización

09 jul 2017 . Actualizado a las 22:32 h.

Aunque parezca curioso, con este nombre se conoció a la importantísima ruta comercial española que llegó a unir en el pasado tres continentes: Asia, América y Europa. Si hoy en día el fenómeno de la globalización es un tema recurrente en todos los ámbitos (político, económico, cultural, etc), en el cual el mundo entero está inmerso -gracias al desarrollo de las comunicaciones, las nuevas tecnologías y los transportes-, podemos y debemos recordar con orgullo -en honor a nuestros antepasados-, que España jugó un papel crucial durante siglos como pionera de los descubrimientos y de este fenómeno universal.

Efectivamente no es exageración afirmar que el llamado Galeón de Manila, también conocido como Galeón de Acapulco y Nao de la China, fue el primer ejemplo de globalización, pues como ruta comercial regular unía Asia, América y Europa, conectando Manila (en las Islas Filipinas) con Acapulco (Virreinato de Nueva España, actual México), y después Veracruz con Sevilla y Cádiz. Esta magnífica empresa transoceánica -formada por diversas flotas españolas, naos, galeones y navíos según la época histórica- cruzaba el océano Pacífico una o dos veces por año y el nombre de los galeones variaba según la ciudad de destino, pues además de Acapulco también iba a La Bahía de Banderas y San Blas (ambos en la costa de Nayarit) y a Cabo San Lucas (Baja California). Fue el fraile, cosmógrafo y marino español Andrés de Urdaneta (1498-1568) quien descubrió en 1564 el Tornaviaje o ruta de regreso a América desde Filipinas a través del Pacífico aprovechando los vientos favorables gracias a la corriente de Kuro-Siwo de dirección este, durante la expedición comandada por Miguel López de Legazpi. El sentido contrario de navegación, es decir, de América a Filipinas, ya era conocido desde el año 1521 cuando lo pilotaron los también geniales navegantes Magallanes y Elcano. Desde el descubrimiento del Nuevo Mundo por Colón nunca se había abandonado la idea original de encontrar la ruta marítima hacia Oriente.

Fue ésta también la línea marítima comercial más larga de la historia, que funcionó durante dos siglos y medio (desde 1565 hasta 1815 cuando la Guerra de Independencia de Méjico interrumpió el servicio) y cuyo derrotero fue secreto para proteger los barcos españoles, tanto de la competencia de otras naciones como de los piratas. La unión entre América y Europa, por su parte, se hacía a través de las Flotas de Indias. Así, las mercancías orientales que llegaban a Acapulco a través del Galeón de Manila, eran transportadas después por tierra hasta Veracruz (en el Golfo de Méjico) donde, tras la celebración de su feria, se embarcaban junto a otros productos (principalmente metales preciosos) en la Flota de Indias y ponían rumbo a España. También cargaban mercancías en otros puertos como Cartagena de Indias y La Habana. Los galeones de Manila, después sustituidos por navíos, sin duda hicieron realidad el sueño de Cristóbal Colón de llegar a Asia, cincuenta años después de su muerte, para buscar el preciado comercio de las especias orientales.

Ven al Museo Naval donde podrás visitar uno de estos barcos y descubrir cómo era el interior del entrepuente de un galeón real, incluyendo la distribución de su carga y otros recursos expositivos que te permitirán conocer, valorar y disfrutar la extraordinaria historia de sus protagonistas, verdaderos artífices del conocimiento del mundo.