
En el pasado, este término era usado para designar a los remeros, también llamados «galeotes»
17 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Actualmente cuando nos referimos a «chusma», no solemos utilizar este término de forma cariñosa, ni amable, sino todo lo contrario, es decir, estamos hablando de gente soez, vulgar, grosera, en general maleducada, e incluso despreciable, y por lo tanto en un sentido muy despectivo.
Pero realmente este no es el origen de la palabra en cuestión, por lo que resulta interesante investigar sobre su procedencia. Aunque parezca curioso esta palabra viene del genovés antiguo «ciüsma», que era como se denominaba antiguamente al conjunto de remeros que también eran conocidos como «galeotes». Estos hombres eran obligados a remar en las galeras. Pero a su vez este vocablo proviene de la palabra griega «kéleusma», cuyo significado era «canto acompasado del remero».
Es interesante recordar que para que las galeras avanzaran de forma óptima en la mar era necesario una muy buena coordinación entre los remeros y para ello el jefe debía dirigir el movimiento de los remos.De forma general la chusma estaba formada por delincuentes que cumplían condena en la Marina Real para conmutar sus penas. El período era de mínimo dos años pero comúnmente se alargaba este tiempo pudiendo llegar hasta diez años.
Cada galera necesitaba unos 250 galeotes o remeros, por lo que imaginaros lo vacías que debían estar las cárceles de tierra con esta especie de cambio. Pero no sólo se encontraban convictos entre los miembros de la chusma; también había cautivos turcos o berberiscos, e incluso gente libre en busca de una paga. Las condiciones de este grupo en la galera no se podría decir que eran muy agradables. Al salir a navegar eran atados con grilletes, la comida era escasa y la tomaban en el mismo puesto donde remaban. En esta situación tan dura era frecuente sufrir diferentes enfermedades. En caso de entrar en combate estaban totalmente desprotegidos. Las galeras colisionaban entre sí con sus espolones y entraban en los barcos enemigos arrasando varias filas de remeros. Si el barco se hundía, la chusma estaba sentenciada a irse al fondo con el barco.
Los remos o galochas solían ser de unos 12 metros de largo y construidos de madera de haya, y manejados, cada uno, por cuatro o cinco hombres, que recibían distintos nombres o denominaciones tales como: remeros, remadores, bogadores, o boyas.
Los buenas boyas eran los remeros voluntarios y asalariados equiparándose a la gente de cabo (oficiales, marineros, lombarderos y artilleros); entre las buenas boyas destacaba el espalder o bogavante, llamado así porque era el que iba más a popa y daba la espalda a todos los demás, marcando el ritmo de la palada; este puesto lo ocupaban los más diestros y gozaban de ciertos privilegios, principalmente ser libres. La otra clase, es decir la chusma, eran los forzados del rey, individuos que por sus delitos se les condenaba a remar en las galeras y, lo que es peor, encadenados a sus puestos, por lo que también recibían el nombre de bancos y galeotes, aunque eran elegidos más teniendo en cuenta su salud y robustez que la gravedad del delito cometido.
Aunque son muchos los documentos donde podremos encontrar el tratamiento digno que se le da a la chusma, posiblemente uno de los más cercanos a la literatura española es precisamente en el universal Don Quijote de la Mancha, donde, en uno de sus capítulos, se dice textualmente: «(...)al subir don Quijote por la escala derecha toda la chusma le saludó como es usanza cuando una persona principal entra en la galera». Si quieres saber más sobre este tema, no dudes en visitar el Museo Naval.