
«He destruido cientos de obras, sobre todo de mi primera época, y no me arrepiento de ello», dice el pintor, cuya vida da origen a un documental que se estrenará el día 19
12 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Luis Loureiro (A Revolta, Sedes, 1943) es un creador cuya larga trayectoria en el mundo del arte ha estado marcada, desde el primer instante, por un decidido afán de independencia. «Como artista, jamás he estado dispuesto a renunciar a la libertad», dice el pintor. Y a continuación señala que «la proximidad a determinados grupos, corrientes o tendencias» tal vez le «habría abierto algunas puertas más», pero también habría «ahogado» su proyecto de vida y, en consecuencia, toda su obra. Una vida, y una obra, que inspiran el documental de Carlos Caraglia que se estrenará el día 19 en una de las salas de cine de Odeón. «He destruido cientos de obras, sobre todo de mi primera época, y no me arrepiento de ello», confiesa Luis. «La autocrítica, para un artista -señala- , es imprescindible; uno no de puede hacer concesiones con su propia pintura».
-¿Pero de verdad no le da pena haber destruido todas esas obras?
-¿Pena...? No, ninguna. Lo digo muy en serio. En su inmensa mayoría eran obras de aprendizaje, y de la misma manera que no lamento haberlas hecho, tampoco lamento haberlas dejado desaparecer.. De todas maneras...
-Dígame.
-Yo conservo aún algunos de mis primeros dibujos. Precisamente por eso, por ser de los primeros. Llevo más de sesenta años dibujando, y medio siglo en el mundo de la pintura. Tengo muy presente cuáles fueron mis orígenes, cómo llegué al mundo del arte. Antes que por la creación plástica, yo me sentí atraído, sobre todo, por la música. Y la música siempre ha sido algo muy importante en mi vida. Una auténtica pasión, como lo es la creación de los grandes arquitectos. La arquitectura me atrae mucho, también, eso es verdad. Pero el arte llegó a a mí cuando tenía unos trece años. Entonces un dibujo mío fue premiado en el Círculo de Xuvia, y un poco más tarde otro de mis dibujos recibió otro premio en el Círculo de Fene. Aquello me dio un impulso muy importante. Nunca dejaré de estar agradecido a lo que esas asociaciones culturales representaron para muchos de nosotros. ¡Qué gran labor, la de toda esa gente...! Y en el Círculo de Fene fue, por cierto, donde años más tarde llevé a cabo mi primera exposición individual.
-Usted fue, durante casi cuarenta años, trabajador de Astano.
-Así es, Y para mí fue fundamental, porque trabajar en Astano me permitió vivir sin estar pendiente de si vendía un cuadro o no. A nadie se le escapa lo difícil que resulta vivir del mundo del arte. Y quizás ahora más que nunca. Por eso creo que tener una profesión al margen de este mundo fue, en mi caso, una elección acertada. Una decisión que me evitó muchas servidumbres.
-¿Trabaja en algún nuevo proyecto?
-Sí, claro. Por supuesto. Nunca he podido dejar de pintar Necesito estar creando siempre.
«La autocrítica es imprescindible, uno no puede hacer concesiones con su propia pintura»
«Trabajar en Astano me permitió vivir sin estar pendiente de si vendía un
cuadro o no»
«Tengo muy presente cuáles fueron mis orígenes, cómo llegué al mundo del arte»