Empresas del sector naval, tecnológico e industrial visitaron el campus de Ferrol en busca de savia nueva para ampliar sus plantillas
01 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Hay quienes afirman que las mujeres lo tienen más difícil para abrirse camino en el mundo de la ingeniería. Pero eso no siempre es así. En algunos casos, incluso, puede convertirse en una ventaja. «Estamos aquí porque buscamos a estudiantes y graduados en ingeniería que quieran desarrollar su carrera en una empresa que apuesta por la innovación. Y si son mujeres, mejor. ¿Por qué? Pues porque creemos en la diversidad y nos hemos planteado un reto: si ahora las mujeres representan un 37% de nuestra plantilla, queremos que ese porcentaje se eleve al 50% en el 2025», comenta a las puertas de una de las aulas de la Escuela Politécnica Superior (EPS) José Luis Costales, director de la división Aeroespacial, Marítima y Defensa de la consultora Accenture.
Esta multinacional especializada en asesoría de negocios, tecnología y transformación digital -que en España cuenta con 14.000 empleados y que en breve prevé fichar a 50 profesionales más para sus oficinas de A Coruña, donde ya trabajan cien personas- fue una de las firmas que ayer desembarcó en la EPS con el objetivo de atraer savia nueva para sus programas de formación y hasta incluso para cubrir las nuevas vacantes que puedan surgir en el futuro.
En concreto, las primeras Xornadas de Enxeñería Universidade-Empresa reunieron en el campus a doce empresas de diferentes sectores (entre ellas, Navantia, Vestas, Fridama, Texas Controls o Gabadi) y a más de un centenar de alumnos y titulados de las dos politécnicas. Cada una de estas firmas ofreció charlas informativas sobre su actividad empresarial y sus proyectos de futuro a los estudiantes e incluso hubo algunas que celebraron entrevistas para sondear la cartera de talentos disponibles de cara a futuras contrataciones.
«Yo me he apuntado a todas las charlas, porque ahora ya solo me queda el proyecto fin de grado para terminar la carrera y, como ya no tengo clases, creo que podría compaginarlo bien con unas prácticas», comenta Julio, un estudiante a punto de terminar Ingeniería Naval. «Eso sí, lo que me interesan es que sean remuneradas, aunque paguen poco, porque ya estuve haciendo prácticas gratis y al final acabas quemado», apunta a renglón seguido en tono reivindicativo.
Remuneradas o no
¿Es que acaso es habitual que no se paguen estas prácticas? Depende de cada caso. «Nosotros sí lo hacemos, pero la cuantía de los contrato de formación varía mucho y, depende de diferentes factores, como, por ejemplo, que el alumno esté estudiando el grado o ya esté haciendo el máster. Lo que sí podemos decir es que el 95% de los alumnos que vinieron a hacer prácticas a nuestra empresa, al final se quedaron y se integraron en la plantilla», explica Alberto Gundín, de Quest Global, una multinacional con delegación en el polígono de A Gándara, desde donde la firma trabaja en proyectos de ingeniería naval para astilleros civiles y militares de España, pero también de países extranjeros como Turquía o Arabia Saudí. «Para el 2021 prevemos una ampliación de la plantilla, porque hay nuevos proyectos a la vista, pero ahora, en este 2020, necesitamos incorporar ya a gente nueva, porque creemos que es muy importante que antes pasen por un período de formación de seis meses para familiarizarse con nuestra forma de trabajar», anuncia Rosalía Ramil, responsable de Ingeniería y Producción de Quest Global en A Gándara.
Tanto esta firma como el resto de las empresas que participaron en el encuentro de la EPS sacaron toda su artillería para rifarse a los cerebros más brillantes de la escuela. Y es que, aunque las ingenierías se encuentran entre las carreras con más salida laboral, la matrícula ha bajado mucho y el número de titulados sigue siendo insuficiente para saciar la demanda del mercado.