
Los trabajos de rehabilitación, que duraron cinco meses, han permitido devolver todo su esplendor a una pieza que destaca por la armonia y el equlibrio de sus formas, por la elegancia y la delicadeza de su dorado y por la belleza de sus imágenes
03 jun 2020 . Actualizado a las 17:31 h.El retablo barroco de la Virgen de Dolores, popularmente conocido como el de la Dolorosa, resplandece por fin de nuevo en la iglesia de San Nicolás de Neda. Recupera así por fin todo su esplendor uno de los grandes tesoros del arte religioso de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol: uno de esos muchos tesoros que, a menudo, —como recuerda el párroco de San Nicolás, Ramón Antonio López Rodríguez— siguen siendo desconocidos para el gran público.
La parroquia de San Nicolás de Neda, que tiene por sede la iglesia medieval situada frente al mar y al pie del Camino de Santiago, en pleno casco histórico de la villa, continúa rehabilitando su patrimonio artístico. Un patrimonio de extraordinario valor que abarca desde capiteles y sepulcros labrados en la Edad Media —entre estos últimos, uno perteneciente a la familia Esquío, coronado con la estatua yacente de un caballero— hasta platería del siglo XX, como la pieza en la que se custodia la reliquia de San Nicolás traída de Roma. Y todo ello pasando, claro está, por uno de los más célebres y antiguos cruceros de Galicia —el que se conserva en el atrio del propio templo— y por un magnífico legado de la época renacentista. Pero es el barroco el período que más huella ha dejado en el interior del templo. Y dentro del legado barroco que atesora la iglesia de San Nicolás, el retablo de la Dolorosa destaca de forma muy especial. Se trata de un retablo, comenta Ramón Antonio López Rodríguez, construido a caballo entre los siglos XVII y XVIII, en el que la imagen de la Virgen de Dolores, de una extraordinaria calidad, está flanqueada por dos tallas más, también magníficas, que representan, respectivamente, a San Juan Bautista y a San Pedro. En la parte superior del retablo, coronándolo, aparece la imagen de Cristo Salvador del Mundo. Y bajo el retablo hay una hornacina en la que se custodia una talla, también barroca, del Cristo Yacente.
Cinco meses de trabajo
La restauración, avalada por el departamento atonómico de Patrimonio pero ejecutada sin ayuda oficial alguna, fue llevada a cabo por la empresa Pro-Arte Galicia a lo largo de cinco meses, y su coste ascendió a 12.000 euros. Una cantidad financiada —explica el párroco— con donativos de los devotos de San Nicolás. Próximamente se procederá a restaurar también el paño de cordobán situado en el frontal del retablo.