Ana Prieto, culturista: «Hay mujeres que dicen que les doy asco, pero yo me veo estupenda»
FERROL
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Un día, con 25 años, se vio rellenita en una foto y pensó: «Esto se acabó». Aquello la llevó al culturismo, y de ahí, a convertirse en una mujer más segura de sí misma
27 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.A Ana Prieto García mucha gente la conoce por ser esa dependienta todoterreno, alta, musculada y «súper trabajadora» -según cuentan sus compañeras-, que siempre está dispuesta a echar una mano a las clientas del Zara de Odeón. Pero lo que tantos no saben es que esta ferrolana de la cosecha del 80 es también una culturista amateur con un notable palmarés. En el 2015 obtuvo el primer puesto en el campeonato gallego de body fitness; en el 2016 quedó segunda en el campeonato español de women’s physique; y en el 2018 se aupó a lo alto del podio en el nacional y también en la Copa del Norte de España.
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Ahora se prepara para el Mundial de Culturismo y Fitness que se celebrará a principios de noviembre, si el coronavirus no lo impide, en la localidad de Santa Sussana (Barcelona). Y por eso, cuando quedamos, Ana no se pide un café con leche, sino un americano con sacarina. Ahora que se acerca la competición, las grasas están prohibidas, y su dieta se limita a un huevo entero y trece claras al día, avena, pollo o pavo, arroz, verduras y pescado blanco. «Lo que más echo de menos es el chocolate, porque me encanta, es mi perdición. Cuando no compito también me cuido mucho, pero como de todo y de vez en cuando también me puedo permitir algún que otro caprichito, como una pizza o una hamburguesa», cuenta sonriente sin querer mirar, ni de reojo, el trozo de bizcocho que le han servido con el americano en el café Gibson de A Gándara, muy cerca de su piso y su trabajo.
Ahora vive en Narón, pero Ana se crio en Canido, su barrio del alma, donde hizo Primaria en los Reyes Católicos, y más tarde cursó la Secundaria en la Filial. De niña era muy deportista -practicó baile gallego, yudo y también fútbol-, pero cuando llegó al instituto lo dejó todo para centrarse en los estudios. «Como no hacía nada empecé a subir de peso, hasta que un día, con 25 años, me vi muy rellenita en una foto y me dije a mí misma. Esto se acabó», rememora Ana sobre el detonante que cambiaría su vida.
La metamorfosis fue gradual. Primero modificó su dieta y después se apuntó al gimnasio con unas amigas simplemente para estar en forma y verse bien. «Ellas iban tres veces por semana, pero yo veía que no me llegaba. Empecé a entrenar más, me enganché a las pesas, y tras ir a ver un campeonato gallego, en el 2013 empecé a competir», apunta esta mujer tranquila, pero que también sabe sacar genio cuando hace falta.
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Ana asegura que su mayor fortaleza no está en los músculos, sino en su fuerza de voluntad, porque es muy disciplinada. Y afirma que el culturismo la ha convertido en una mujer nueva, más confiada y segura de sí misma. «Este deporte me ha hecho más fuerte físicamente, pero también mentalmente», comenta.
Por eso ahora le resbala más lo que piensen los demás sobre su aspecto. «Hay mujeres que dicen que les doy asco, pero yo me veo estupenda», dice orgullosa de sus 40 años «bien llevados». Pero Ana no oculta que esos comentarios a veces duelen. «Creo que hay mucho desconocimiento sobre este mundo, y a veces falta de respeto. A mí tampoco me gusta el aspecto de mucha gente, pero me callo y no juzgo a nadie».
En los ratos libres que le dejan el trabajo y los entrenamientos, Ana disfruta del cine de acción, viendo series de Netflix -ahora está enganchada a The Boys- o escuchando a Marilyn Mason y Offspring. Dice que también le gusta cuidar a sus amistades. Y aunque su objetivo siempre es triunfar, asegura que, gane o pierda, disfruta como una enana en las competiciones. «Además, me siento muy afortunada, porque tengo grandes admiradores. Mi pareja y mi familia me apoyan en todo».