Orgullosa, yo también

Nona I. Vilariño MI BITÁCORA

FERROL

30 ago 2021 . Actualizado a las 23:11 h.

No me refiero al «Orgullo de país» del presidente del Gobierno en su último discurso. Es esta una personal y agradecida referencia al excelente artículo, así titulado, de Xosé Luís Barreiro publicado ayer, lunes, en este periódico.

Comparto los motivos de su orgullo, los expresados y otros que son perlas de sabiduría, experiencia, capacidad de sintetizar lo esencial, en lugar de frivolizarlo y, en casos, de refrescante ironía e incorrección política, que descubro, al leerlo y escucharlo. En este caso, refiere lo mucho que en España tenemos de valioso, que constituye un legado, admirado y admirable; tangible o intangible y fruto de una «labor de siglos». Aunque muchos iluminados se atrevan a negar o cuestionar lo que fuimos y lo que somos, para fabricar un relato tramposo, que los convierta en adanes de una nueva criatura, que acabará en irrelevante mosaico de taifas, a mayor gloria de sus dirigentes, copia vulgar de reyezuelos de países, -es un decir- bananeros, en los que el poder es alfa y omega de sus vidas. Pero, ¡jamás podrán borrar la belleza y la grandeza que vive en la memoria colectiva! para inventar una realidad a conveniencia.

Y, es evidente, hoy, España, como proyecto común, está en peligro. Por eso doy tanto valor a los que no tienen miedo a la incorrección política, a los que valoran nuestra historia que, como todas, está hecha de páginas de grandeza y de bajeza. Pero hay en ella mucho que valorar y conservar, que agradecer, que compartir y que... superar. Por eso nuestro orgullo de país se nutre de lo histórico, lo cotidianos y lo extraordinario. Y España, una realidad con historia y corazón.