
«Fue maravilloso y los clientes dicen que los dejamos huérfanos», señala la pareja que el 18 cierra el local
12 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.¿Qué ferrolano no ha brindado o lanzado un ‘opa ahí' en la terraza del Clavel de Canido?, ¿Quién no ha pensado un domingo, con música de fondo a la hora del aperitivo, que la vida es puñetera y a la vez tiene sus pequeñas recompensas? El local con más solera de la plaza del Cruceiro cierra el día 18 y la noticia entristece al barrio más alegre. «Fue maravilloso y los clientes nos dicen que los dejamos huérfanos, pero igual que estos diez años han sido estupendos también necesitábamos parar, pasar a otra vida más tranquila», cuenta Paula García que estaba detrás y delante de la barra junto a su pareja, Lito Rodríguez.
No hay razones económicas que motiven esta bajada de la persiana; en este caso han pesado las ganas de cambiar de ciclo: «Después de Las Meninas cogimos vacaciones y casi me emociono cuando consulto la agenda cultural y sé que en los próximos meses podré ir al teatro...», explica Paula que ha comenzado a trabajar de nuevo como administrativa. Y este horario de nueve a dos fue el que le hizo recapacitar el año que cumple los 50.

«Hace diez que cogimos El Clavel, recuerdo que se nos ocurrió porque era el local especial que estaba cerca de casa y fue Lito a hablar con el dueño, como los dos son de Canido, pues ya estaba todo hecho», recuerda una coruñesa afincada en el barrio alto que se emociona cuando va relatando todos los sueños a los que fueron dando forma durante la pasada década. Los conciertos del fin de semana, las sesiones vermú y muchas otras celebraciones que convirtieron al Clavel en algo más que un bar. «Es cierto que mucha gente llega sola al bar, sin quedar con nadie, porque aquí siempre se encuentra con una cara amiga o simplemente amable con la que tomar una cerveza, por eso ha sido tan duro tomar la decisión, porque sabes lo importante que ha sido este espacio, me dicen: ‘¿Y ahora dónde me empadrono yo?' y eso me gusta más que alaben cómo tiro una caña», confiesa una hostelera que se lleva una larga lista de recuerdos alegres, muchos generados tras grandes apuros.

Lanzarse a organizar conciertos fue complicado en algunos casos, como cuando apalabraron el de Pablo Novoa, considerado uno de los mejores guitarristas de España, integrante de Golpes Bajos y que ahora cada noche toca en el programa nocturno de Andreu Buenafuente. «Recuerdo el concierto con Pablo y Nono García, porque poco tiempo antes no teníamos ni el dinero para pagarles, pero seguimos adelante y fue mágico, la plaza se quedó en silencio», rememora sobre un estado que era poco habitual en el entorno del Clavel. Todo alegría y efusividad que en pandemia les ha agotado un poco, porque a veces tenían que apaciguarla para cumplir con las medidas. Tal vez por eso temen la jornada del 18, porque no se les ocurre cómo se puede hacer una despedida del Clavel compatible con las normas de la pandemia. Mientras no llega el día Paula y Lito van consolando a su parroquia, «algunos eran niños cuando abrimos y ahora ya tienen carné de conducir» y apagando golpes de nostalgia enfocando hacia los buenos recuerdos: «Otro concierto que no olvidaré fue el primero, el de Cave y Juan Paadín».
Ellos también se quedarán huérfanos de taberna, porque son del barrio, pero confían en que alguien coja el relevo pronto, aunque no están pensando en traspasos. «El dueño del local murió hace dos años, así que no sabemos qué es lo que querrán hacer aquí, pero por supuesto que sería maravilloso que volviese a abrir... Nosotros solo podemos decir que ha sido una etapa dura, en la que hemos descansado muy poco, pero hemos sido muy felices, así que muchas gracias a todos nuestros clientes».