Una familia atrapada por el fuego en Ultramar: «No podíamos salir de casa por las llamas, entraba humo y no éramos capaces de pararlo»
FERROL
La familia de Andreia vive en el piso situado encima del calcinado en la tarde del miércoles y tuvo que ser trasladada al Marcide con síntomas de intoxicación
17 dic 2022 . Actualizado a las 11:58 h.Para imaginar los momentos de angustia que vivió la familia de Andreia Carvalho solo hace falta alzar la vista hasta el cuarto piso del 38-36, en la calle Villa Soledad, en el barrio ferrolano de Ultramar, donde el miércoles por la tarde se registró un incendio en el tercer piso, del que dio aviso una niña. Hasta veinte minutos quedaron atrapados mientras esperaban la llegada de los bomberos. Todavía queda un fuerte olor a hollín en las zonas comunes del edificio, además de cristales rotos, maderas calcinadas y suciedad.
La familia de Andreia no se enteró al principio de las llamas, escuchaban llantos y pasó un rato hasta que comprendieron lo que ocurría. El fuego los dejó atrapados: al haber dejado la niña la puerta abierta, las llamas se extendieron desde el tercero hasta el cuarto y más arriba. La joven, su pareja y sus tres hijos, sin poder salir por la escalera, se refugiaron en la habitación más aislada de la casa: «Entraba humo en casa y no podíamos pararlo. Tuvimos que llevarnos todo a una habitación y cerrar la puerta». Señala, además, una ventana de la cocina donde tiene las bombonas de butano: «Se rompió el cristal y teníamos miedo de una explosión, pasé mucho miedo».
Alrededor de las nueve de la noche se extinguieron las llamas. Una vez los bomberos los evacuaron por la ventana de la fachada, fueron trasladados al hospital Arquitecto Marcide con síntomas de intoxicación por inhalación de humo. Enseñando la receta que le dio el médico, explica cómo vivió esos momentos de terror y temiendo por la vida de sus pequeños: «Me dijeron que tengo neumonitis y tuve que pedir una baja», cuenta Andreia. Todavía le cuesta respirar.
Por suerte, y es lo que más preocupaba a Andreia, los niños parecen estar bien y no presentan problemas respiratorios derivados de la inhalación. Tuvieron que dormir fuera, irse a pasar la noche en casa de su madre. Este jueves volvieron para limpiar todo, pero el aire es casi irrespirable y no ayuda lo reciente de los hechos. Con el miedo todavía en el cuerpo, la vecina de Villa Soledad respira algo mejor ahora, por el alivio. Piensa que todo podría haber sido mucho peor.
Tal y como explica Manuel Martín, el presidente de la comunidad de vecinos del portal afectado, el incendio se originó en la tercera planta, que quedó en «siniestro total». Fue una pequeña, de unos ocho años, según calcula Martín, quien salió corriendo de la casa y alertó de las llamas.
La encontraron delante del portal, sola y muy nerviosa: «Tenía un móvil en la mano con el que no era capaz de llamar y no se le entendía bien porque lloraba mucho, hasta que una chica consiguió tranquilizarla», explica el presidente de la comunidad. Junto con sus padres, quienes alquilan el piso, no pudo pasar allí la noche.
El incendio fue muy aparatoso y pueden verse aún los desperfectos. «Los tabiques y los techos quedaron destrozados, la habitación de la niña no tiene cristal y cayó hasta el aluminio de la ventana», explicó Manuel Martín. A eso de las siete de la tarde de ayer, cuando se alertó del incendio, los bomberos aún tardaron varios minutos en llegar al lugar. No fueron muchos, pero a los vecinos les pareció una eternidad.