Anita Sánchez Pandal, la única mujer que es práctico militar en España: «En mi unidad soy una más»
FERROL

Su misión consiste en guiar la salida y atraque de los «Fórmula 1 del mar» en el Arsenal Militar de Ferrol. «Es el mejor trabajo del mundo», dice convencida
27 abr 2023 . Actualizado a las 09:27 h.A Anita Sánchez Pandal (Llanes, 1971) le toca esta mañana guiar la maniobra de salida del buque de aprovisionamiento Patiño, pero entre faena y faena saca tiempo para una charla y un café en la sala de los prácticos del Arsenal Militar de Ferrol. Allí rememora el camino que ha tenido que recorrer para convertirse en la primera —y por el momento, única— práctico militar de España. «Fui nombrada en el año 2017 y por aquel entonces solo había otra mujer práctico, pero era civil», comenta Anita, a la que todo el mundo llama así no solo de manera cariñosa (que también), sino porque ese el nombre con el que la inscribieron en el Registro Civil. «Mi abuela ya se llamaba Anita, a mis padres les gustó y decidieron seguir con la tradición. Si no me crees, te enseño el DNI», comenta entre risas.
Hija de un camionero y una comerciante al frente de una tienda-bar, la Anita adolescente carecía de vínculos familiares que la arrojasen a los brazos de la vida militar, pero ella asegura que lo tuvo claro desde muy joven. «Siempre me llamó la atención en este mundo, y además, pertenezco a la generación de Top Gun, una película que yo creo que nos marcó a muchos jóvenes», explica.
Aunque extrañados por su elección, en su casa siempre la apoyaron. Y en el año 1992, tras prepararse para la oposición a los tres ejércitos en una academia de Zaragoza, ingresó en la Escuela Militar de Marín. «Mi primera opción era el Ejército del Aire, pero al final acabé en la Armada y no me arrepiento, porque me encanta mi trabajo. Si miro atrás, lo repetiría todo igual», dice convencida esta capitán de corbeta con más de treinta años de servicio a la Marina.
Desde que comenzó su trayectoria militar, Anita ha acumulado motivos para referirse a ella como una auténtica «pionera». Tras recibir el despacho de alférez de navío en 1995, formó parte de la primera promoción de mujeres de la escala media del Cuerpo General de la Armada. En el 2006, estando destinada en Tui, se convirtió en la segunda mujer de España en ostentar el mando de un buque militar (el Cabo Fradera, el único patrullero fluvial de la Armada). Y en junio del 2017, tras pasar una oposición y un período de seis meses de prácticas, hizo historia al ser la primera mujer de España en acceder al cargo de práctico militar, concretamente en el Arsenal de Ferrol, donde presta servicio desde entonces.
«Siempre digo que tengo que el mejor trabajo del mundo y de hecho ese es el hashtag que suelo utilizar en los vídeos de las maniobras que subo a mi cuenta de Instagram», comenta Anita, que se reconoce como una pionera en su campo y espera que otras mujeres sigan su camino si así lo desean. «Hoy en día, las mujeres pueden acceder a todas las unidades de la Armada y tienen las mismas oportunidades que los hombres. Yo nunca me he sentido discriminada ni tampoco siento que tenga que demostrar más por ser mujer. En mi unidad soy una más», comenta Anita, que en el Arsenal de Ferrol comparte trabajo con otros tres prácticos militares.
Según explica, su misión consiste en prestar asesoramiento a los comandantes de los barcos en las maniobras de salida y entrada al puerto, pero también realizan servicios auxiliares, como retirar aguas oleosas o servir combustible a los buques atracados.
Anita habla con verdadero entusiasmo de la satisfacción que le produce poder guiar las entradas y salidas de «Fórmulas 1» del mar como las fragatas F-100. Y al preguntarle por lo más difícil y lo más bonito de su trabajo, no lo duda. En contestación a lo primero, asegura que lo más complicado es atracar el Cantabria en el dique número 2, pegado a Navantia, porque es un trabajo que depende únicamente de la pericia del práctico (se hace con los motores apagados) y requiere máxima atención. «El dique mide 30 metros de ancho y el barco tiene de una manga de 22», advierte. Y respecto a lo segundo, cuenta que lo mejor es cuando le toca guiar la entrada de un barco que arriba a puerto tras muchos meses de despliegue. «Al acceder a cubierta, tras subir la escala, todo el mundo me recibe con una sonrisa, porque la llegada del práctico significa que ya están en casa».