A Gabeira: un restaurante centenario entre viñas y sabores con mucha memoria de Ferrol

B. Antón / B. Abelairas FERROL / LA VOZ

FERROL

En el centro de la imagen, el cocinero Miguel Ángel Campos, con Marcial Pita y Felicísimo Pereiro, de la bodega El Paraguas, en las viñas de Esmelle
En el centro de la imagen, el cocinero Miguel Ángel Campos, con Marcial Pita y Felicísimo Pereiro, de la bodega El Paraguas, en las viñas de Esmelle OVIDIO ALDEGUNDE

Miguel Ángel Campos celebró el aniversario del establecimiento con los vinos de El Paraguas y un menú lleno de guiños a la historia del emblemático restaurante ferrolano

30 ago 2023 . Actualizado a las 18:47 h.

Con un sol radiante y un decorado en verde comenzó el jueves por la tarde la jornada conmemorativa diseñada por el cocinero Miguel Ángel Campos para celebrar los cien años de vida de A Gabeira, el restaurante que puso en pie su bisabuela Jesusa en 1923, y que luego —hasta que él tomó las riendas a principios de los 90— comandaron con mimo su abuela y su madre, Pepucha y Hortensia.

La celebración comenzó con una visita a las viñas que tiene en Esmelle la bodega ferrolana El Paraguas, donde los asistentes pudieron brindar con el vino de las uvas que allí crecen, El Astillero, y catar percebes tan sabrosos como los que iba a buscar el bisabuelo de Campos a las Illas Gabeiras. Y luego, ya sentados a la mesa del restaurante, el cocinero encandiló a los comensales con ocho deliciosos platos que fueron ocho guiños a la historia de A Gabeira y caldos elaborados con uva del Ribeiro por la bodega ferrolana que comanda Marcial Pita con el asesoramiento del enólogo Felicísimo Pereiro.

En la imagen, jurelo en escabeche, uno de los ocho platos del menú
En la imagen, jurelo en escabeche, uno de los ocho platos del menú Ovidio Aldegunde

A la mesa llegaron dos añadas muy especiales de El Paraguas para acompañar un huevo relleno de cigalitas, un jurelo en escabeche y una vieira frita que quitaban el hipo, mientras que otras dos de La Sombrilla fueron las elegidas para maridar con un choco a la ferrolana y un rape negro y nécora exquisitos. Además, con un bacalao al pil pil de percebes y un pichón en dos texturas se sirvieron dos añadas de Fai un sol de carallo, un vino de éxito y con un ADN muy especial, porque es el fruto de una finca que perteneció al bisabuelo de Felicísimo. Y para terminar, un postre con mucho merengue y fresco a la vez.

No faltó de nada. Hubo lujo en la copa maridados con sabores tradicionales reinterpretados por Campos. Todo con muchas emociones y recuerdos en cada una de las intervenciones del cocinero entre plato y plato.