Medio centenar de estrías cruzan la controvertida superficie, síntoma visible del deterioro de un recinto al que el gobierno local de Ferrol asegura que intentará buscar solución
29 oct 2023 . Actualizado a las 09:50 h.Como las arrugas en una tez envejecida, los surcos devoran la piel de la plaza de Armas. Sin haber cumplido aún los tres años y medio de existencia, el recinto luce plagado de estrías excavadas por una lluvia que horada el terreno y arrastra arena pendiente abajo. No es ninguna novedad. Las hendiduras comenzaron a aparecer prácticamente con el nacimiento de la propia plaza, antes de que cumpliese tres meses de su estreno, en el verano del 2020. Entonces ya surgieron las primeras quejas vecinales por el deterioro del flamante pavimento terrizo, que ocupa 2.600 metros cuadrados del renovado espacio. Y no han cesado.
Solo las principales grietas alcanzan las cincuenta, sin contar los afluentes menores que convergen en ellas. Constituyen el síntoma más visible del deterioro de la plaza que indigna a los vecinos, pero no el único. El arrastre del material ha desenterrado parcialmente la rejilla que, cual ecuador, atraviesa de lado a lado el rectángulo terroso. Y el listón metálico emerge, invitando a los traspiés y formando escalón en algunos puntos. Además, algunas losas de la franja de pavimento de granito que discurre frente al edificio de Ayuntamiento se muestran agrietadas y rotas. Y a todo ello se suma la perentoria situación de los veintiún tilos traídos desde Holanda como elementos estrella de la reforma, que presentan problemas de riego ligados a la tierra compactada, y que ya han comenzado a acusar síntomas de estrés, con mortalidad estructural y copas empobrecidas.
Arrastrando su carrito de la compra atraviesa en diagonal el suelo arenoso Sixti Sánchez. «Tendría que estar pavimentado de otra manera. Para ir con carro, con niños o cualquier cosa no es cómodo, porque no está igualado, no lo veo bien. Y tampoco veo la plaza bonita», expresa. «Donde está lisito da gusto», dice en referencia a la zona de losetas, pero «así, con arena, para una plaza no me gusta». Además, considera que «necesitaría unos sumideros», para evitar la formación de esos surcos, apunta. Los árboles tampoco la convencen: «Para lo que costaron no los veo. En España los tenemos muy chulos también, y no hace falta tener que traerlos de por ahí», concluye.
«Esto es un sinvivir»
«Esto es un sinvivir», apunta otra vecina, crítica con las vicisitudes de la plaza. «Aquí solamente gastamos dinero», valora Montse Couselo. «Tierra, aquí que hay lluvia», contrapone. «Y aún encima con caída. No tiene sentido. ¿La quieres dejar con tierra? Ponle césped, por lo menos la hierba te agarra de ella. Igual que los árboles... ¿No tendremos especies autóctonas como para tener estas cosas? Pienso que esto es tirar dinero», insiste, mientras advierte del riesgo de los surcos y los huecos de la plaza, especialmente para las personas mayores. Pero se muestra escéptica ante cualquier posible intervención: «¿Vas a volver a echar tierra para que el año que viene vuelva a pasar lo mismo? Ahora mismo hay cosas más importantes en las que gastar el dinero, que no en una plaza que no tiene utilidad, porque ¿aquí quién viene en invierno?», se pregunta.
Desde el Concello se estudia qué hacer. «Sabemos que la plaza tiene un problema, debido a un mal mantenimiento de los últimos años», trasladan fuentes municipales. Y ahora «estamos buscando la mejor solución para resolverlo». Respecto a los árboles, su plan pasa por acometer las propuestas técnicas indicadas en un informe, que receta abrir nuevos alcorques más grandes para garantizar la adecuada llegada de riego a las raíces. Para ello, está pendiente de recibir las ofertas para suscribir un contrato menor y poder «hacerlo lo antes posible», siempre con el objetivo de mantener los árboles en la plaza y no tener que trasplantarlos a otras zonas. Respecto a la tierra, se barajan diferentes opciones, entre ellas, comprobar si la subsanación de las deficiencias entre en la garantía de obra, al igual que las fisuras aparecidas en las losetas. En caso de que no fuese así, garantiza el gobierno, «buscaríamos soluciones alternativas para intentar corregir esos problemas».
Dos actuaciones ya realizadas para explanar el terreno
En marzo del 2021, antes de que la nueva plaza cumpliera el año, su pavimento de tierra se sometió a su primer lavado de cara. Operarios llegados desde Portugal, que se encargaron de la instalación, realizaron trabajos para borrar los surcos que había trazado la lluvia los meses previos. El gobierno local, del PSOE, lo enmarcó entonces dentro del proceso de mantenimiento que requería la plaza. Y el PP, líder de la oposición, exigía explicaciones sobre el coste de la actuación y su ejecución. Sin embargo, tres meses después, a finales de junio, volvía a explanarse el firme de tierra de Armas, que acusaba de nuevo los efectos de las lluvias y las escorrentías, trazando surcos y arrastrando el material hacia la acera de la calle Real. Y también se atribuyó al «mantenimiento habitual» del recinto.