El tríptico que cambió la vida de Sole y Pepe: «Hacernos familia de acogida fue la mejor decisión»
FERROL

Junto a sus dos hijas, en diez años acogieron en su casa a dos adolescentes tuteladas por la Xunta. Una ya se marchó para reencontrarse con su familia biológica y la otra se ha quedado a vivir con ellos tras cumplir 18 años
23 feb 2024 . Actualizado a las 11:08 h.A Soledad Boado (65 años) y Pepe Alvargonzález (71 recién cumplidos) un folleto les cambió la vida. «Un día, en el supermercado Gadis de la calle María, me encontré un tríptico informativo del programa de familias acogedoras que gestiona Cruz Roja, Llegué a casa y les pregunté a Pepe y a mis dos hijas: ‘¿Qué os parece?' A los tres les pareció muy buena idea y fue así como comenzó todo», rememora Sole.
Aquel folleto les dio el empujón que necesitaban, pero la idea de «hacer algo por ayudar» ya les rondaba la cabeza desde hace tiempo, «y sobre todo, algo en beneficio de la infancia, porque yo estoy convencida de que esa etapa de la vida es la base de todo; una infancia feliz de da fuerzas para el futuro y son los cimientos de tu vida adulta», señala Sole. «Además, estos niños vienen de vivir situaciones muy difíciles, necesitan sentir que forman parte de algo y que son queridos y pensamos que eso era algo que nosotros les podíamos dar», apostilla Pepe.
A finales del 2013 llegó el primer acogimiento. Alicia (nombre ficticio) llegó a su casa con 10 años y se marchó a los 16. Y entremedias, Sole, Pepe y sus dos hijas, Sole y Carmen, también abrieron las puertas de su hogar a Patricia (también nombre ficticio), que lleva con ellos ya casi siete años, y tras soplar las velas de su 18 aniversario, se ha quedado a vivir con su familia de acogida.
Aunque todavía pertenecen a la red de familias de acogida, Pepe y Sole reconocen que ya se sienten «mayores» para seguir acogiendo a más menores, pero ambos aseguran que no cambiarían por nada los últimos diez años de su vida. «Hacernos familia de acogida fue la mejor decisión que pudimos tomar», dice con firmeza Pepe mientras Sole asiente con la cabeza. «Si alguien lo está pensando, pero le da miedo, yo le diría que se lance, porque es una experiencia que vale la pena al 200 %. Yo me habría quedado con un vacío si no lo hubiese hecho. Y ver que ahora las dos están bien es una gran satisfacción», añade ella veloz.
El presente
Alicia, que ahora tiene 20 años, volvió con su familia biológica tras la pandemia y ahora estudia en la universidad, pero «hablamos todos los días con ella y en verano siempre nos viene a ver». Y a sus 18 años, Patricia, que en el pasado vivió situaciones muy duras y dolorosas, estudia un ciclo formativo de FP y encara la vida con espíritu positivo. «Ver que están bien y que están encauzando su vida con estabilidad resulta muy gratificante», comentan Sole y Pepe.
Eso sí, los dos reconocen que no todo es un camino de rosas. «Ellas se tuvieron que adaptar a nosotros, y nosotros a ellas, y además, en plena adolescencia, que no es una etapa fácil», comenta Pepe. «Es un camino que vas haciendo en el día a día, aprendiendo cuándo toca tener paciencia, cuándo dar mimos, cuándo poner límites... Pero siendo consciente siempre de que lo más importante es darles cariño», explica Sole. Y también teniendo claro que algún día se marcharán para reencontrase con sus familias biológicas, como ya hizo Alicia. «Te da pena, pero es lo normal, tienen que volar y seguir con sus vidas».
Veinte menores están a la espera de un hogar en la provincia
El programa de familias acogedoras de la Xunta, que gestiona y coordina Cruz Roja, tiene por objetivo encontrar un hogar temporal a niños y adolescentes tutelados por la administración autonómica, para evitar así que tengan que ingresar en centros de menores mientras no se resuelven las circunstancias que los llevaron a separarse de sus familias biológicas o mientras no se produce una adopción.
En la actualidad, un total de veinte menores están a la espera de encontrar familias que los puedan acoger en la provincia coruñesa, y entre ellos hay varios grupos de hermanos y niños mayores de 8 años, dos perfiles para los que resulta especialmente complicado encontrar hogares de acogida, junto con el de niños con algún tipo de discapacidad.
A lo largo del año 2023, un total de 145 menores fueron acogidos en la provincia, y de ellos, 122 seguían en acogimiento al final de año. En lo que respecta a la comarca de Ferrol, actualmente nueve niños están siendo acogidos por familias de la zona.
Según los últimos datos de Cruz Roja, la provincia coruñesa cuenta con 159 familias acogedoras (18 de ellas en la comarca de Ferrol), pero siempre hacen falta más, porque no todas están disponibles siempre ni se adaptan al perfil del niño que requiere el acogimiento en ese momento. Para colaborar no hay que tener un nivel económico elevado ni encajar con el modelo de familia tradicional. Lo más importante es poder ofrecer al niño un ambiente estable y tener claro que el acogimiento es temporal y nunca terminará en adopción (acollementofamiliar.gal).