La Gran Pasión del Norte

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

Ramón Loureiro

25 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Sí, así es: ya solo falta un mes para la Semana Santa. Y entonces, de nuevo, mientras Ferrol celebra la Gran Pasión del Norte (esa Gran Pasión que ya debería ser, como la ciudad misma y el legado de la Ilustración, Patrimonio de la Humanidad), la luna llena desfilará, cada noche, en lo alto del cielo. Siempre hay luna llena cuando se conmemora la Pasión del Señor, como bien saben ustedes. La Pascua de Resurrección, que es la columna central del Cristianismo, ha de ser recibida, necesariamente, con la primera luna llena de la primavera, lo que hace que su celebración cambie de fecha de unos años a otros. Cosa que al parecer se decidió, según oía contar de niño —y así me gusta recordarlo y pensarlo—, en el primer Concilio de Nicea; es decir, en tiempos del emperador Constantino. Vale la pena recordar, también —o al menos a mí me sucede así, porque hacerlo me reconforta el corazón—, que cuando Jesús, rodeado de sus apóstoles, celebró la Última Cena, había, igualmente, luna llena. Porque con esa misma luna hacía coincidir el pueblo judío la celebración de su Pascua, rememorando el tiempo en el que dejó atrás la esclavitud, su partida de Egipto.

Permítanme hoy, amigos míos, rendir homenaje a cuantos hacen posible que la Semana Santa de Ferrol exista. Desde a la Junta de Cofradías que preside César Carreño, hasta a todas y cada una de las personas que integran las distintas hermandades. A todos los cofrades y, con ellos, a cuantos, a lo largo del año, mantienen vivas las cofradías y preparan las celebraciones litúrgicas y las procesiones.

Ramón Loureiro

Deseo agradecer la extraordinaria labor de los sacerdotes ferrolanos; y también la de todos los artistas que hacen de la Gran Pasión del Norte un acontecimiento de irrepetible belleza. Y no podría dejar de mencionar, tampoco, la incesante actividad que, durante el año entero, llevan a cabo las cofradías en el ámbito humanitario, ayudando a quienes nada tienen.

¡Ferrol no sería lo mismo sin su Semana Santa...!

(¿Saben qué me gustaría mucho a mí, por cierto...? Que el Domingo de Resurrección todas las campanas de Ferrol volviesen a sonar de nuevo).