Surf, yoga y arte en la singular casa en Valdoviño de una fotógrafa de moda de Pull&Bear

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL / LA VOZ

FERROL

La madrileña Claudia Maturana abrió en Atios su Pumajaus, una vivienda turística y de eventos con unas impresionantes vistas a la playa de A Frouxeira

23 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Un día de playa en el que conoció al surfista local Toni Castro cambió la vida de la fotógrafa madrileña Claudia Maturana (Madrid, 1995). Una anécdota de la que comenzaron a hablar le hizo tanta gracia que acabaría dando nombre al proyecto que ha desarrollado, Pumajaus, un riquiño alojamiento turístico de Valdoviño que ahora acoge también eventos y retiros.

La fotógrafa de moda recaló en Galicia por trabajo. Creció y vivió en ciudades como Roma, Madrid u Oporto. Y residiendo en Portugal consiguió trabajo en Pull&Bear y se estableció a medio camino entre A Coruña, donde vivía; Narón, donde trabaja; y Ferrol y Valdoviño, donde pasaba los fines de semana y ratos de ocio en contacto con la naturaleza y el mar. Así que apostó por mudarse a Meirás, donde se enamoró de este estilo de vida y animó a su familia, que quería invertir en una propiedad de alquiler vacacional, a hacerlo en esta zona. «Hace dos años y medio encontré una casa en la zona de Atios, en Valdoviño, perfecta. Un sitio espectacular al que he llegado sin querer. No daba crédito, la casa está en las nubes con unas vistas... Quién me lo iba a decir a mí viniendo de Madrid», comenta Claudia.

Con el lugar de sus sueños encontrado hace dos años y medio, tocaba ponerse manos a la obra. «La casa la hemos reformado al completo mis padres, mi hermano, mi novio —el surfista Toni—, que se dedica a la albañilería, y yo. Fue un verano entero sin parar de reformar y arreglar. Hemos reacondicionado la casa y ha quedado una monada», agradece Claudia. El verano pasado la destinaron más a vivir en ella y alojar a amigos. «Vinieron un montón de amigos de Madrid, mi medio familia italiana... Y a todo el mundo le encantaba», agradece. Vive con su pareja, sus animales y un pequeño huerto. «Soy una loca de los animales, tengo gatos, perros y cinco conejos que viven libres en el jardín. Es casi una granja escuela», bromea.

Ahora, con una habitación disponible para el alquiler vacacional —«el año pasado desde septiembre tuve tres meses a una chica de Sudáfrica teletrabajando», recuerda—, y el resto de la casa libre, otras dos habitaciones —cuenta con una cuarta habitación que suele tener reservada para su familia—, se va enfocar también en la organización de eventos y retiros que ofrezcan deporte, arte y naturaleza. «Aquí hay bastante gente con casas y metida en el mundo del surf, yoga, talleres... Así que pensé que yo también tenía que hacer algo así. De estas vistas no podemos disfrutar solo nosotros. Quise promover actividades para hacer una tarde diferente, porque aquí tampoco hay tanta oferta de planes como puede haber en ciudades», explica.

Para el primer evento de yoga y arte que se desarrolló a principios de este mes contó con una amiga madrileña, la popular tatuadora y artista, Melanie Benyahya. «Quería que el primer evento fuese con ella», explica. La lluvia hizo mella, recuerda, así que tuvo que reacondicionar su garaje para convertirlo en una sala preciosa en la que realizar las actividades. «Conseguimos que colaborasen marcas como Agua Nea, la firma Viver Kombucha, una marca de aceites esenciales de CBD, otra de utensilios para comer reutilizables que se llama Glup, o la escuela de maquillaje de Santiago de una compañera de trabajo nos mandó regalos y sus productos», subraya. Y fue todo un éxito. Completó las 25 plazas que tuvo para el evento, que sirvió de ensayo con nota alta para el primer retiro. «Me escriben preguntando por el siguiente», agradece.

Ya trabaja en el retiro de surf, yoga y arte, que serán tres días en el mes de junio, y para el que está abierta la inscripción. También prepara otro evento. El 8 de junio quiere invitar a disfrutar del atardecer desde su jardín con una jornada yoga y un taller de pintura decoupage.

Son solo algunos ejemplos de las actividades que quiere impulsar en su hogar. Ha conectado, por ejemplo, con La Barroteka de Ferrol o con la instructora de surf y yoga Esther Manzanera. Pero su popularidad salta fronteras. «Me ha contactado de Canarias un chico que hace breathwork, trabajos con la respiración, que quiere venir aquí... Estoy un poco abrumada», reconoce.

Además, para el verano está ya reparando otra parte de la casa que bautizará como Pumajaus 2, que será un apartamento pequeñito para alquilar entero.