Revolución horaria en el comercio: «Cerrar por la tarde a mí me compensa, porque ahora tengo vida»
FERROL

Cada vez son más los establecimientos que adelantan el cierre o hacen jornada continua para conciliar, tener tiempo libre o atender otras tareas del negocio
26 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.No es que sean multitud, pero cada vez hay más pequeños negocios que se deciden a instaurar horarios que van a contracorriente —ya sea bajando la persiana por las tardes o adelantando la hora de cierre— para poder conciliar, «tener algo de vida» o dedicarse a tareas a las que resulta imposible atender cuando hay clientes tras el mostrador. Algunos solo lo hacen en verano, cuando la clientela escasea en determinadas franjas del día, pero también hay quienes se han atrevido a ir más allá y se han apuntado a esta revolución horaria a lo largo de todo el año. Es el caso del taller de reparación de calzado Miguel, la tienda de comestibles Comarea o el taller mecánico de Jorge Melaski, a cuyos responsables les han movido motivos diferentes, pero todos coinciden en que compensa.
MIGUEL PÉREZ (TALLER DE REPARACIÓN DE CALZADO MIGUEL)

De 09.00 a 18.00. En la puerta que da acceso al taller de reparación de calzado Miguel, en la calle María de Ferrol, un cartel ya anuncia que en invierno está abierto de 09.00 a 18.00 de forma ininterrumpida, de lunes a viernes, y de 10.00 a 14.00 los sábados. «Y dentro de poco empezaremos con el horario de verano, que es de 09.00 a 14.00 horas, de lunes a viernes, y de 10.00 a 14.00 horas, los sábados», anuncia Miguel Pérez. Antes trabajaba con su madre en el horario partido de toda la vida (de 09.00 a 14.00 y de 16.30 a 20.30), pero hace unos dos años, tras la jubilación de ella, decidió adoptar el horario corrido por dos razones. En primer lugar, para compaginar el trabajo en el taller de zapatería con el que desempeña como cerrajero, y también para «tener algo de tiempo libre, porque si sales a las ocho de la tarde, ya poco puedes hacer». Asegura que la clientela no ha protestado —«se queja uno de cada cien»— y la facturación tampoco se ha resentido. «Descubrí que se hace la misma caja en horario continuo que con el partido y al menos así tengo algo de vida».
JORGE MELASKI, RESPONSABLE DE UN TALLER MECÁNICO

De 08.00 a 15.00. «Ahora tengo más tiempo para estar con mi hijo y puedo hacer cosas que antes me era imposible, como, por ejemplo, ir a verlo jugar un partido de fútbol un día de semana por la tarde. Es verdad que facturo algo menos, pero cerrar por las tardes a mí me compensa, porque ahora tengo vida». La frase sale de boca del mecánico uruguayo Jorge Melaski, al frente del taller de coches que lleva su nombre en la calle Rosalía de Castro de Narón. «Hace años lo tenía en la carretera Alta del Puerto, en Ferrol, y trabaja las mismas horas, solo que en jornada partida, de 09.30 a 13.00 y de 15.30 a 19.00. Después me trasladé a Narón, y raíz de la pandemia, decidí implantar el horario de mañana, porque no había tanto trabajo, y luego ya lo dejé así porque me di cuenta que no tenía sentido abrir mañana y tarde. Las horas de trabajo son las mismas, siete, pero de esta forma aprovecho mucho mejor el día. Uno ya tiene unos años y toca disfrutar de la vida», dice convencido de su decisión. «Prefiero perder un poco de dinero, pero estar tranquilo», insiste. Y asegura que su clientela se ha adaptado bien al nuevo horario y él ha ganado en «calidad de vida».
ESTELA SARDIÑA, RESPONSABLE DEL ULTRAMARINOS COMAREA

De 08.30 a 14.30. Estela Sardiña abrió el colmado Comarea de Esteiro hace un mes y desde el principio tuvo claro que no abriría por las tardes. «Antes aquí abría otro ultramarinos, A tenda de Erika, y la anterior dueña ya me dijo que no compensaba abrir por la tarde, porque ella había probado y casi no se hacía caja», comenta. Además, aunque el horario de atención al público es de 08.30 a 14.30 (incluidos domingos y festivos), Estela llega a la tienda a las 07.30 y casi nunca se va antes de las 17.30 horas. «Hay mucho trabajo que hacer a puerta cerrada, como organizar la mercancía, poner los precios actualizados, preparar los pedidos, llamar a los proveedores... Si por la tarde también abriese, ¿cuándo iba a hacer todo ese trabajo?», apunta esta joven emprendedora. Además, también necesita algunas tardes para estudiar, porque, tras sacarse un ciclo de Integración Social, ahora está haciendo un curso sobre drogodependencias. Así que Estela lo tiene claro: «Es el cliente el que tiene que adaptarse a tus horarios y no al revés».