Emigrar de Mallorca a Ferrol por el precio del alquiler: «Allí no baja de los 1.200 euros al mes»

FERROL

Adrián y Teresa han cambiado el barrio de Son Ferriol por O Inferniño de Ferrol, donde viven en un piso de alquiler por 500 euros al mes
Adrián y Teresa han cambiado el barrio de Son Ferriol por O Inferniño de Ferrol, donde viven en un piso de alquiler por 500 euros al mes CÉSAR TOIMIL

Las tarifas para arrendar en la urbe naval se están incrementando, pero siguen siendo las más bajas de las ciudades gallegas y atraen a nuevos residentes, como Adri y Teresa, que dejaron la isla balear ahogados por los gastos

23 sep 2024 . Actualizado a las 11:00 h.

Según un informe elaborado por la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin), los pisos que se podían alquilar en Ferrol en el año 2022 por menos de 600 euros representaban un 81,5% del total, mientras que en este 2024 el porcentaje cayó al 66%. La urbe naval no se libra de la subida generalizada de los pecios de arrendamiento, pero, con todo, las mismas estadísticas también confirman que Ferrol sigue siendo la ciudad gallega más barata para alquilar. Y esta circunstancia, por sorprendente que parezca, se ha convertido en una razón de peso para que algunos residentes de otras zonas más tensionadas decidan dejarlo todo, hacer las maletas y mudarse a esta esquina de Galicia.

Es el caso de Adrián Bernabé Mulet y Teresa Morey Gutiérrez, dos mallorquines de pura cepa enamorados de su tierra, a los que, muy a su pesar, la subida del coste de la vida en la isla del archipiélago balear les empujó a emigrar a Ferrol hace unos cuatro meses. «Yo no me quería marchar, allí están mis amigos y mi familia, y además estaba muy a gusto en el trabajo, pero los gastos nos estaban asfixiando tanto que tomamos la decisión de marcharnos, como están haciendo otros muchos mallorquines», explica Adri, que ahora trabaja como camarero en el bar Ankha del Cantón de Molins de Ferrol y que junto a su pareja ha alquilado un piso que les sale por 500 euros al mes en la zona de Porta Nova.

Teresa cuenta que en Mallorca llegaban «muy justitos» a fin de mes, pero la situación se tornó especialmente preocupante en enero del 2024, cuando su casero les comunicó que debían abandonar el piso en el que vivían en Son Ferriol, por el que pagaban un alquiler de 700 euros al mes, un precio «muy asequible» para la isla. «Nos dijo que lo necesitaba para su hijo y que debíamos abandonarlo en septiembre, así que empezamos una carrera contrarreloj para encontrar un lugar para vivir», cuenta Adri, que en Mallorca tenía empleo en un salón de juegos, mientras que Teresa trabajaba en una farmacia.

Comenzaron a rastrear entonces la oferta de pisos en alquiler disponible. Y aunque al principio encontraron alguna vivienda por 800 o 900 euros al mes —que no se adaptaba a lo que buscaban porque «o estaba en mal estado o lejos de todo o era muy pequeña»—, al poco tiempo todas las opciones superaban los 1.000 euros. «Ahora allí los alquileres no bajan de los 1.200 o 1.300 euros al mes, y encima nos pedían una fianza de tres meses, con lo cual el desembolso inicial ya rondaba los 4.800 euros, y nosotros no teníamos ahorros porque en Mallorca todo es más caro, no solo el alquiler.... Si sales a cenar por ahí te puede salir unos 30 euros más caro que aquí, y la gasolina también está por las nubes», explica Teresa.

También pensaron en la opción de comprar, pero no tardaron tiempo en descartarla por los precios desorbitados y la entrada de al menos 60.000 euros que tendrían que aportar para poder hacer frente a una hipoteca «razonable».

El tiempo pasaba y la pareja no encontraba nada para alquilar que se ajustase a su presupuesto. Y entonces un buen amigo ferrolano de Adri le sugirió la posibilidad de mudarse a la urbe naval: «Me explicó que aquí los precios de alquiler eran mucho más bajos y que había bastante demanda de personal para trabajar en hostelería, y aunque yo me resistí mucho al principio, porque no me quería marchar, al final tomamos la decisión de irnos y empezar de cero aquí, porque la situación allí era ya muy agobiante y estábamos ya amargados», relata.

A través de la aplicación Job Today, Adri encontró empleo en el Ankha, donde empezó a trabajar el 21 de mayo. Y en julio le siguió los pasos Teresa, quien tras un breve empleo en hostelería, encontró trabajo en una botica de la carretera de Castilla, que ahora compagina con sus estudios de segundo curso del ciclo de auxiliar de farmacia en el CIFP Leixa.

¿Qué impacto ha tenido su nueva vida en Ferrol en la cuenta bancaria de esta pareja? «Lo notamos muchísimo porque ahora pagamos 500 euros por el piso, 700 menos que lo que tendríamos que desembolsar allí, Adri puede ir caminando al trabajo y también gastamos menos en gasolina o en salir a comer por ahí», dice Teresa, al tiempo que se confiesa enamorada de los paisajes de Ferrolterra, ideales para ir a pasear con su perrita. Eso sí, ninguno de los dos oculta lo que duele su morriña por Mallorca ni la tristeza que les invade al ver en lo que se está convirtiendo. «La isla ya no es lo que era, el turismo masivo la está matando».