Guillermo García, del centro Mandala: «Hacer yoga a las siete y media de la mañana es como empezar el día con una píldora de energía»

B. ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL

Guillermo García, junto a su colaboradora Leticia Díez, en el estudio Mandala
Guillermo García, junto a su colaboradora Leticia Díez, en el estudio Mandala JOSE PARDO

Hace ocho años lo dejó todo para montar un estudio consagrado a la milenaria disciplina originaria de la India, donde ahora estrena servicio de madrugadores

15 dic 2024 . Actualizado a las 12:08 h.

A Guillermo García (Ferrol, 50 años) el yoga le cambió la vida en todos los sentidos. Tras pasarse muchos años ganándose el pan como informático y administrativo en trabajos que no le llenaban y hasta incluso poner rumbo a Australia con el objetivo de «poner en orden la cabeza», ya de vuelta en Ferrol unas molestias en la espalda lo llevaron a acudir a clases de la milenaria disciplina de la India. «Para mí fue algo milagroso, porque a los tres días ya habían desaparecido los dolores y me encontraba fenomenal», rememora.

Pero aquellas clases no solo consiguieron acabar con las molestias y mejorar su salud, sino que le llevaron a plantearse la posibilidad de darle un cambio radical a su vida: «El yoga cada vez me gustaba más y sentía la necesidad de transmitir a otras personas lo que a mí me estaba haciendo tanto bien, así que decidí formarme durante dos años en A Coruña y Pamplona». De manera paralela, Guillermo comenzó a dar clases a gente que conocía y en algunas asociaciones de vecinos. Y en el año 2016 decidió dar el gran paso y tirarse a la piscina: «Dejé el trabajo que tenía en el aparcamiento de plaza de Armas y monté mi propio centro de yoga, Mandala Estudio».

 
 
 
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Ocho años después, no se arrepiente ni lo más mínimo de aquella decisión. «Los inicios siempre son duros y ser autónomo no es nada fácil, pero yo no cambiaría por nada mi trabajo, porque es lo que más me llena», comenta Guillermo, que ha querido celebrar el aniversario con más clases y novedades como el «servicio de madrugadores».

«Se trata de una clase a las 07.30 horas de la mañana, que es como comenzar el día con un píldora de energía, porque te ayuda a despertarte tanto física como mentalmente y te prepara para afrontar la jornada con más consciencia y atención plena en todo lo que haces», comenta el profesor. «A estas sesiones se debe acudir en ayunas, porque el cuerpo trabaja mejor y tras laclase hay más ganas de disfrutar de un buen desayuno», apostilla.

Las clases de primera hora de la mañana —y también las de primera hora de la tarde, a las 17.00 horas— corren a cargo de Leticia Díez, colaboradora de Mandala, quien algunos fines de semana también imparte talleres específicos de meditación o yin yoga, «que es un tipo de yoga más pausado y en el que cada postura se sostiene durante más tiempo, hasta incluso cinco minutos». Esta misma variedad también se ofrece entre semana lunes a viernes, de la mano de Guillermo, junto con las de yoga integral, «basado en el hatha yoga, pero combinándolo con otros estilos», y el yoga dinámico, «que es más exigente a y conlleva transiciones fluidas al estilo vinyasa».

Además, a través del programa de yoga oncológico de la Asociación Española contra el Cáncer, Guillermo imparte clases adaptadas para pacientes y ex pacientes de cáncer, que resultan muy beneficiosas para ganar movilidad en los casos de mastectomías o para recuperar la energía tras las sesiones de quimio, «pero sobre todo a nivel emocional».

El profesor asegura que no hay edad para comenzar a practicar yoga —«al estudio vienen desde chicas de 18 años hasta señoras de setenta y pico»— y celebra el aumento de centros dedicados a su práctica. «Es bueno aprender de diferentes maestros y cuantos más seamos a más gente llegarán los beneficios del yoga».