Ana Perales, más de una década como bloguera de cocina: «Mis hijos y nietos son mis mejores jueces»

beatriz antón FERROL / LA VOZ

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Ana Perales difunde sus recetas a través del blog «Las recetas de Ana» y 
 de la cuenta de Instagram @recetasanaperales
Ana Perales difunde sus recetas a través del blog «Las recetas de Ana» y de la cuenta de Instagram @recetasanaperales CÉSAR TOIMIL

Las recetas de Ana, la bitácora que creó el 2013 animada por sus amigas, acumula casi un millón de visitas y más de 1.500 platos para chuparse los dedos

25 ene 2025 . Actualizado a las 12:01 h.

«Abro este blog animada por mis amigas para compartir mi afición por la cocina y la buena mesa. Las recetas son fáciles y asequibles para todos. Muchas veces al gusto de mis hijos. Y siempre hechas con mucha ilusión». Con estas palabras presentaba y estrenaba, allá por el año 2013, Ana Perales Garat (Cádiz, 1966) su blog Las recetas de Ana. Más de 1.500 recetas, casi un millón de visitas y doce años después, su vida ya no es la misma. En este tiempo se ha convertido en abuela y a su faceta de bloguera ha sumado también la de instagramera, con la cuenta @recetasanaperales.

Ana confiesa que es una persona discreta, de esas a las que no les gusta llamar la atención ni estar en el candelero, pero reconoce que Internet y las redes sociales le han servido de acicate para perseverar en su amor por la cocina. «Es muy gratificante comprobar que mis recetas gustan y todavía me quedo sorprendida al comprobar que hay gente de Estados Unidos, Irlanda, Argentina o incluso Japón que visita el blog», comenta sonriente tras una taza de café en el Marqués.

 
 
 
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Aunque nacida en Cádiz, Ana ha vivido en la urbe naval casi toda su vida y se siente ferrolana por los cuatro costados. Cuenta que comenzó a interesarse por la cocina porque en su casa, cuna de una familia súper numerosa, casi siempre había huevos para cenar, ya fuesen revueltos, fritos o en francesa. «A mí no me gustaban, así que a los 15 empecé a prepararme otras cosas, cada vez entraba más en la cocina y aprendía a base de libros y de lo que me enseñaba mi madre y Carmen, que era la señora que nos cuidaba en casa», rememora.

Coincidiendo con su paso por la universidad la afición fue a más, y ya casada, aprovechando que le habían regalado un móvil que hacía unas fotos muy buenas, comenzó a subir las imágenes de sus recetas a un grupo de aficionados a la cocina de Facebook. «Tuvieron tanto éxito que mis amigas me animaron a abrir el blog, y cinco años más tarde mi hija me hizo el Instagram», cuenta Ana, que además de la cocina es una apasionada de los libros, el cine clásico y los viajes y suele aderezar sus publicaciones con anécdotas de sus escapadas, imágenes de sus cuadros y labores (también pinta y hace punto de cruz), fotografías de rincones de Ferrol y múltiples referencias a su marido, Johnny (el arquitecto Antonio García Lastra), hijos y nietos.

«Ellos me dan muchas ideas para hacer nuevas recetas y son mis mejores jueces», comenta con cariño hacia su prole. Y es que Ana es especialista en platos tradicionales de toda la vida —como su apreciado guiso de chipirones o su famosa tortilla de los viernes—, pero también se atreve con recetas sofisticadas e incluso especialidades de la cocina internacional, como el ramen, los burritos mexicanos o la causa limeña. «Mis hijos son de otra generación, han vivido más de cerca el fenómeno de la globalización en la gastronomía y muchas veces me animan a preparar recetas exóticas», comenta Ana, que se confiesa la mujer más feliz del mundo con unos buenos y simples calamares a la romana.

Cuenta que siempre intenta ofrecer a sus seguidores recetas «sencillas y asequibles», aunque tampoco huye de productos más costosos cuando la ocasión lo merece, como las pasadas Navidades, en las que deleitó a la familia con consomé, salmón marinado, gambones y vieiras al horno o solomillos de añojo. Y lo mismo que disfruta preparando esas exquisiteces también se lo pasa lo de lindo ideando recetas de aprovechamiento, «para no tirar nada a la basura».

Ana reivindica el anónimo trabajo de todas esas personas que cada día se esmeran en los fogones para alegrar el paladar de sus seres queridos, «no siempre lo suficientemente valorado». Al preguntarle por los influencers a los que sigue, responde que es fan de los hermanos Torres y Guisándome la vida, el blog de Carmen Albo. Y antes de la despedida, confiesa que ver recopiladas sus recetas en un libro algún día «sería un sueño».