La luz volvió a Ferrol a las 4.40 de la mañana y la ciudad empieza a recuperar la normalidad
FERROL CIUDAD















Los supermercados han abierto sin problemas de suministro y se registran largas colas en las estaciones de servicio
29 abr 2025 . Actualizado a las 19:08 h.Ferrol se sumó este lunes al caos del apagón global: personas atrapadas en ascensores, una media docena de casos, choques en cruces sin semáforos y, sobre todo, mucho desconcierto. Dieciséis horas después del corte de suministro que afectó a toda la península, la urbe naval y la comarca empiezan a recuperar la normalidad tras restablecerse la electricidad y la conexión telefónica.
Tras el desconcierto y el cierre de establecimientos el lunes, en la mañana de este martes los supermercados recuperan la normalidad. Un ejemplo, el Gadis del barrio de Esteiro, donde no había escasez de ningún producto y los trabajadores se afanaban en colocar los palés que iban llegando a primera hora de la mañana. Las mayores incidencias se registran en el tráfico y gasolineras. El entorno de Esteiro registró largas colas por el acceso de los trabajadores a Navantia, que debían entrar más tarde de lo normal, de forma escalonada, entorno a las 8.30 horas de la mañana.
Desde primera hora, varias estaciones de servicio de la comarca registraron largas colas de conductores que habían agotado sus depósitos. Incluso, las filas de coche llegaban a la propia carretera. «Ayer -lunes- mucha gente se quedó tirada», afirmó una empleada de una estación de servicio del polígono Vilar do Colo.
En cuanto a los colegios, aunque no hay actividad lectiva, algunos centros educativos han abierto sus puertas para recibir a niños y que sus familias puedan conciliar. La asistencia, aún así, está siendo baja. All centro Compañía de María han acudido solo 51 niños de un total de 484. En el Ceip Cruceiro de Canido, 9 de 324, y «algunos ya se han marchado». Y en al Isaac Peral han acudido solo seis menores. El campus universitario de Ferrol está sin actividad y con jóvenes estudiando en la cafetería.
El Concello activó el lunes Plan de emergencias municipal y constituyó el Centro de Coordinación Municipal, movilizando todos los efectivos de seguridad, y con un refuerzo especial previsto para la noche. Además, emanaron las recomendaciones generales a los ciudadanos: evitar desplazamientos y limitar el uso del móvil a lo imprescindible para ahorrar el consumo de energía. Hoy martes, a las doce del mediodía comparecerá el alcalde de Ferrol, José Manuel Rey Varela, «para dar conta das medidas e incidencias rexistradas a causa do corte eléctrico». «Gracias a los efectivos de Policía Local, Bomberos, Protección Civil y servicios municipales eléctricos por su dedicación y eficacia durante el apagón, que tuvo una respuesta ciudadana ejemplar. Continuamos trabajando», destaca el regidor en redes sociales.
La espera se hizo larga. La electricidad volvió a la ciudad departamental pasadas las cuatro y media de la mañana. Hasta entonces lo que se veía por toda la ciudad eran aparcamientos subterráneos cerrados por no poder activar las barreras. Garajes abiertos por temor a no poder abrir los portalones automatizados y que los coches se quedasen atrapados. Y colas en bazares y establecimientos donde lo más demandado eran las radios para poder conectarse a la actualidad, velas, linternas y pilas. Y con los grupos electrógenos como objeto de deseo.
La inmensa mayoría de las gasolineras cerraron por falta de suministro. Y largas hileras de coches se alineaban frente a los surtidores de la estación de servicio del hipermercado Alcampo, la única con servicio, y que también acabó por cerrar. Una mujer sufrió un vahído tras la larga espera y por el calor, informaron fuentes policiales.
«Habrá que ir a tomar el sol», bromeaba Sonia, mientras esperaba a poder acceder al supermercado Gadis del centro. Al mediodía, cuando tan solo había pasado una hora desde el inicio del apagón, este establecimiento optó por un acceso escalonado de la clientela, que esperaba pacientemente en la calle. «La gente viene con bastante calma y entiende que debe esperar en la calle», explicaban desde el supermercado. El aluvión de gente era mucho mayor en el Mercadona de la plaza de España, donde taparon los expositores de frío para intentar mantener en buen estado los alimentos. Alimentos enlatados, que no necesitan cocción, botellas y garrafas de agua, y papel higiénico, eran algunos de los productos y alimentos más demandados. En las colas de espera había mucho temor e incertidumbre. «¿Pero es cierto lo del ciberataque? ¿Va a durar horas?», preguntaban clientes del Mercadona.
También eran palpables las dificultades en algunas farmacias para acceder a la medicación, situada en zonas robotizadas.
Muchos establecimientos tuvieron que echar la persiana. Otros, la mantuvieron levantada, e incluso dependientas vigilando fuera. Y no fueron pocos los que aprovecharon la tórrida tarde para departir sobre el único tema del día en alguna de las terrazas abiertas, mientras otros buscaban en establecimientos públicos la wifi de la que carecían en sus domicilios.
En el centro de salud Fontenla Maristany, el más grande de la ciudad, solo funcionaba el PAC, Las consultas ordinarias se suspendieron y solo se atendían urgencias y curas de enfermería. Los médicos de cabecera no tenían acceso a las historias clínicas ni podían expedir recetas. Justo al lado, en la farmacia de Carolina Rubiero, Helga y Conchi no podían dar servicio a los clientes al no disponer de ordenadores ni conocer el precio de los medicamentos (por ley ya no van inscritos en los paquetes). «Tampoco podemos cerrar la verja porque es eléctrica. Y el cerrajero no nos coge el teléfono, dejamos aviso pero debe estar a tope. Esperemos que a las nueve, a la hora de cierre, ya haya vuelto la luz y podamos bajar la verja e irnos a casa. Si no tendremos que quedarnos aquí a dormir»