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A caballo, la única alternativa para llevar la mercancía a la Taberna de Caaveiro, en las Fragas: «Los últimos cuatro años han sido terroríficos»

ANA F. CUBA A CAPELA / LA VOZ

A CAPELA

Carmen Blanco y su hijo, Martín Cisneros, en una fotografía de archivo, delante de la taberna
Carmen Blanco y su hijo, Martín Cisneros, en una fotografía de archivo, delante de la taberna CÉSAR TOIMIL

El deterioro del vial, agravado por las últimas borrascas, impide el acceso en vehículo

20 nov 2023 . Actualizado a las 13:24 h.

Carmen Blanco, la encargada de la Taberna de Caaveiro, el establecimiento situado al pie del monasterio, se plantea el transporte a caballo para poder llevar la mercancía hasta el local, dado el estado del vial que va desde el centro de interpretación de las Fragas do Eume hasta el cenobio. El negocio lleva más de un mes cerrado, desde el puente del Pilar, debido a la sucesión de borrascas y, sobre todo, al impacto que han tenido en el único acceso por carretera. Si ya antes se encontraba en pésimo estado, las lluvias y los desprendimientos han agravado la situación y ahora resulta incluso difícil circular a pie por este trayecto.

Este martes, Blanco tratará de recorrer andando los casi ocho kilómetros de distancia para comprobar si la alternativa equina es viable. «Ahora mismo es imposible ir en coche y lo único que se me ocurre es acceder a caballo con la mercancía, pero no sé si podrá pasar un caballo», señala. Ella y su hijo, del que ha tenido que prescindir en el bar, igual que del resto de empleados, al no poder mantenerlo abierto, lograron llegar a Caaveiro estos días, cuando cesó la lluvia, desde A Capela. «Bajamos por el Camiño Vello, que está impracticable, es un kilómetro y medio de pedregal y muy empinado; y volvimos por la senda de A Ventureira, por las pistas de la central, pero hay un desprendimiento y casi no podemos pasar. Acabamos agotados, por ahí no hay ninguna manera de ir», relata.

Hace varios meses que el Concello de A Capela solicitó permiso a Medio Ambiente para retirar la tierra y los árboles que se vinieron abajo en ese punto, pero aún no ha tenido respuesta. Después de un mes sin poder acercarse a la taberna, Blanco tuvo que tirar mercancía que había caducado: «Cuando nos fuimos después del puente del Pilar era pensando en volver al siguiente fin de semana... menos mal que las bebidas no se estropean».

Esta hostelera regenta el negocio mediante una concesión de la Diputación de A Coruña. El período inicial era de cuatro años y fue prorrogada por otros dos. Asegura que «desde la pandemia, la facturación media anual ha caído un 50 %», primero por el cierre obligado y las restricciones derivadas de la crisis sanitaria, y después por los problemas de acceso, que el pasado verano dejaron Caaveiro, el corazón del parque natural, sin servicio de bus por el deterioro del firme.

En pleno agosto se produjo un desprendimiento en el vial, que les obligó a trasvasar la mercancía de un coche a otro para poder abastecer la taberna «para poder atender a la gente». «Fue la última intervención que se hizo en la carretera», recalca. «Los últimos cuatro años han sido terroríficos —subraya—, y paradójicamente somos el restaurante más valorado de A Coruña y el cuarto de Galicia en TripAdvisor».

Su propuesta de bocadillos, raciones y postres caseros cautiva a los caminantes, igual que el ambiente y la buena relación calidad-precio. Pero, sobre todo, «porque es como un oasis al final del camino», como lo califican algunos. «Estamos ofreciendo un servicio, estamos salvando vidas... mucha gente se echa a andar sin saber muy bien la distancia y llegan aquí casi deshidratados, muertos de hambre y de sed, y agradecen mucho encontrar comida y bebida», destaca Blanco. El pianista James Rhodes, que viajó en septiembre a Pontedeume para dar el pregón de las Festas das Peras, fue uno de los clientes agradecidos por poder degustar «un bocata recién hecho» al final de la ruta.

Fuera del verano y el resto de períodos vacacionales del año, el contrato de la Taberna de Caaveiro obliga a abrir todos los fines de semana y festivos. «Pero el problema, ahora, es cómo llevar la mercancía y cómo acceder nosotros allí. Parece mentira, en pleno siglo XXI, en un parque natural que es una joya promocionada en medios internacionales y de todo tipo. Pero el estado de la carretera es lamentable, incluso para ir a pie», incide. Reconoce que, aun con mal tiempo, son muchas las personas que se mueven por las Fragas y llaman para saber si el local está abierto.