Noa y Antía García, formadoras de hípica: «Un caballo siente y padece, no es una máquina, hay que tratarlo con respeto»

ANA F. CUBA AS PONTES / LA VOZ

AS PONTES

CEDIDA

Estas hermanas ferrolanas crearon hace siete años el centro Prado Ventura de As Pontes, donde enseñan a montar a gente de cualquier edad y preparan a jinetes y amazonas para competir en salto

22 jul 2023 . Actualizado a las 11:34 h.

Las ferrolanas Noa (arquitecta técnica, de 39 años) y Antía García González (socióloga de 41) convirtieron la pasión que comparten desde niñas por los caballos —«empezamos a montar con nueve años y competíamos en salto»— en su profesión. En 2016 crearon la hípica Prado Ventura (por los nombres de las parcelas) en un bosque de tres hectáreas de O Aparral, en As Pontes. «Buscábamos un sitio tranquilo, donde estar cómodas, nosotras y los animales, es una fraga cerca del pueblo», explica Noa, que apoyó a su hermana en un proyecto «que siempre le había ilusionado».

Entre los caballos propios y los que tienen en pupilaje —servicio de alquiler del box, que incluye alimentación y demás cuidados del animal—, en las instalaciones hay 17 ejemplares. En la finca, cerrada, habilitaron una pista cubierta de 20 x 40 metros, una nave de boxes (16), otra nave exterior anexa y una pista para montar y efectuar los recorridos de salto. «Tenemos actividades todo el año, con clases de iniciación y salto», detalla Noa.

«Enseñamos a montar a caballo a todo el mundo», recalca. Además de preparar a jinetes y amazonas para competir en salto. «También domamos potros, los entrenamos y asesoramos al dueño, no siempre es el animal que necesita», apunta. Imparten clases sueltas y ofrecen tres tipos de bonos mensuales: de una vez por semana, dos y cuatro. El de cuatro sesiones cuesta 79,86 euros.

«Cada clase dura 45 minutos, pero siempre les pedimos a los alumnos que vengan un poco antes para tener un contacto real con el animal, cepillarlo y ensillarlo, y al final volver a cepillarlo y desensillarlo, bajo mi tutela si no tienen idea. Es importante que le toquen, sepan su nombre... todo eso forma parte del aprendizaje», describe. Y es que, incide, «un caballo no es una máquina, siente y padece, y hay que tratarlo con respeto; hay cosas mínimas que tienes que saber, y luego puedes avanzar todo lo que quieras». Insiste en que no solo enseñan a montar a niños. Admiten alumnos desde los seis años, sin límite de edad por arriba: «He tenido mujeres de 70 años que han aprendido a galopar».

Destaca el efecto terapéutico del trabajo con el caballo, que ayuda a afrontar miedos: «Aportan muchos beneficios, generan mucha calma. Aunque es un deporte individual no vas solo, llevas un animal debajo con el que te tienes que entender y no habla tu idioma [...]; la gente va con mucha prisa para todo, quiere aprender muy rápido, y la hípica es un deporte para toda la vida, nunca dejas de aprender. Si cambias de animal te tienes que adaptar a él». Con Prado Ventura se puede contactar a través de la página web, las redes sociales Facebook e Instagram o el número de teléfono y wasap 616 101 655.