LoColoco, organización de espacios desde As Pontes: «Ordenamos tu caos»
AS PONTES
Isabel O'Connor y Carolina Díguele son vecinas, amigas y socias, y ofrecen un servicio que optimiza desde un cajón a un vestidor, un piso o un almacén
09 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Carolina Díguele (Plasencia, 1977) lleva «toda la vida» en As Pontes, e Isabel O'Connor nació en la villa minera en 1975. Carolina estudió Bellas Artes y trabaja en producción de arte (escenografía o vestuarios teatrales); e Isabel se formó en diseño de interiores y dirección de obra. Hace años, coincidieron en el grupo pontés O Cate Teatro y, a partir de ahí, «cada una con su profesión y su actividad», empezaron a colaborar «en trabajos de una y de la otra». Con esta trayectoria, en verano se decidieron a desarrollar una vieja idea de Carolina.
«Surgió hace más de diez años, cuando me hice autónoma... al principio hacía complementos, pero LoColoco ya estaba ahí, era mi plan b si los bolsos no funcionaban, pero quedó aparcado. Lo vi en una película, una chica organizadora profesional de armarios, y me llamó la atención porque el acto de ordenar me gusta. Años después de conocer a Isa me dijo: ‘venga, yo creo que esto puede tener salida', porque tiene clientes que necesitan organizar el espacio, y nos decidimos a ofrecerlo más oficialmente», explica la extremeña del equipo.
«Es un servicio, una opción más, porque es algo complicado para cada ser humano... ir acumulando cosas y luego librarse de ellas», apunta Isabel. Organizan casas, armarios, cajones, trasteros o almacenes de empresas, siempre de la mano. «Juntas es mejor porque nos complementamos muy bien a la hora distribuir espacios y ordenar», añade la diseñadora de interiores. «La visión de una ayuda a la otra», corrobora Carolina, «que es genial en la organización por colores y formas», según su compañera.
LoColoco se adapta a las demandas del cliente, muy diversas. «Desde ordenar un cajón de cubiertos hasta un piso que está hecho un desastre y necesita que lo preparemos para alquilarlo. Es muy amplio», explican. Pero su objetivo va más allá de dejar una estancia o un armario con todo perfectamente distribuido, como indica Carolina: «A veces el problema es que no tenemos un sitio específico para cada cosa, y así es difícil mantener un orden. Isabel aporta las ideas sobre el tipo de mueble que haría falta o lo solucionamos con lo que hay en casa, dándole diferentes usos y asignándole un sitio a cada cosa. La idea es generar en la persona esa capacidad de mantenerlo todo en su sitio».
«Una paz mental muy grande»
«Si tenemos que hacer un seguimiento mes a mes, también se hace», ríe Isabel. Pone el ejemplo del típico mueble de entrada con varios cajones: «Es un peligro porque empiezas a acumular cosas sin sentido. Ahí basta con tener las llaves y un perchero, pero la mayoría vamos poniendo cosas y guardándolas por si acaso». «Es fácil tender al caos», concede Carolina. «Pero es muy satisfactorio ver tu casa ordenada, organizada... te da una paz mental muy grande, tiene un componente psicológico importante para mejorar tu vida. Puedes ser una persona muy ordenada y metódica en tu trabajo pero tu casa puede ser un caos porque no tienes tiempo, y necesitas ayuda», incide la otra mitad de LoColoco.
Organizar también significa «intentar eliminar cosas que guardas y no usas ni vas a usar nunca más, y generan mala energía», recalca Carolina. Se trata, dice, de «no tener tanto apego a cosas materiales y liberar ese espacio; al final ahorras tiempo porque hay cosas que nunca encuentras y acabas comprando otra y luego aparece...». Asignar un sitio para cada cosa es su máxima y confiesan que ellas también sufren cierto síndrome de Diógenes: «El tema es mantenerlo a raya y que no se desmadre ni se vuelva un problema».
Esta pareja, que aparte de poner orden también da «nueva vida» a muebles y otros enseres, ya cuenta con algún cliente en As Pontes, pero está dispuesta a desplazarse «por toda Galicia y a donde surja, si es viable». En cuanto al coste, «depende, no hay tarifas». «No es lo mismo ordenar un armario de un metro de ancho que un vestidor, un trastero o la casa heredada en la aldea para ver qué se puede aprovechar y qué no. Nos gusta conocer a nuestro cliente y que nos explique sus necesidades, realizamos un análisis in situ y le preparamos un presupuesto adaptado a lo le hace falta», indican. Según Isabel, «está muy bien de precio»: «Somos las estilistas de la casa [...], la idea es resolverte un problema y una inquietud que te perturba. Para eso necesitamos saber qué es importante para el cliente, de qué cosas se quiere deshacer y de cuáles no, por nada del mundo...».
Carolina habla del juego de montones: objetos a conservar, sí o sí; cosas a eliminar, sí o sí; y la pila de la duda. Reconocen que el proceso «es complicado» y por eso «una tercera persona es la más indicada» para llevarlo a cabo, «porque es ajena». «Ordenamos tu caos» es su propuesta y se comprometen a guardar el secreto profesional: «Hay que ir con cierto cuidado, es uno de los mayores retos porque te están dejando entrar en su casa y tocar sus cosas, abriendo su caos». A las dos les motivan los desafíos. «Y sobre todo hacer un trabajo que nos encanta, el acto de ordenar y ayudar a alguien a tener su casa mejor», remarca Isabel.
Un «no» rotundo al trastero
En su casa, desvela, «hay una parte que está muy bien y hay lugares de caos». En caso de mudanza, recomienda prescindir del trastero: «Solo guardo las cosas de Navidad y las de la playa, y lo que se usa». «No siempre tengo el tiempo ni el sitio para cada cosa», admite su socia. «Dedicamos poco tiempo a nuestro refugio, nuestro lugar de calma, hacemos más vida exterior», tercia Isabel. «No sé si hay algo generacional, depende de la persona, si te da paz tenerlo todo ordenado o si eres un caos por dentro y necesitas tener el caos fuera para no desbordar. Tiene mucho que ver con cómo nos sentimos», sostiene Carolina. «Y lo que queremos transmitir, como con el trabajo artístico», apuntala Isabel.