Este eumés y su mujer, Josefina Herrera, fenesa, dirigen el negocio que ya cuenta con una plantilla de diez personas
30 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El jueves fue un gran día para Jorge Rico Garabana (Pontedeume, 47 años) y su mujer, Josefina Herrera Ares (Fene, 46), que acaban de emprender la aventura de su vida. «Este era mi sueño», comentaba este hostelero al día siguiente de inaugurar el restaurante Garabana (frente al hotel Sarga, en Cabanas). El local se llenó: «Contábamos con mucha gente, pero nos desbordó. Tuvimos una pulpeira, un cortador de jamón, un concierto... la gente respondió, estamos muy agradecidos, fue brutal».
Él se crio en el Allegue y el Alameda, dos negocios que regentaron sus padres en Pontedeume, y el Brasilia, que gestionaban sus padrinos. «Aprendí todo con mis padres, desde los 13 años detrás de la barra», recuerda. Durante 14 años trabajó en los invernaderos Trigo, que compaginó con el hotel Finisterre (A Coruña), al que estuvo vinculado durante dos décadas, además de realizar extras en otros establecimientos.
Después se puso al frente del BK22, en Cabanas, con un socio, una experiencia que duró 11 años, hasta hace poco más de un mes. «La suerte nos acompañó e hicimos una gran labor, nos dio un nombre, nos dio a conocer en la zona», destaca. Ahora, él y su mujer han alquilado por veinte años (con opción de compra) el local donde han montado el restaurante Garabana, en homenaje a su familia materna, que también da nombre a la otra pasión de Jorge, los caballos, con su ganadería de Carantoña (Miño), en una finca heredada de sus padrinos y ampliada, donde cría ejemplares de pura raza española. Este emprendedor eumés fue campeón del mundo en 2012 y 2013 con su yegua Oriola SCS.
De la hostelería, a Jorge le gusta, sobre todo, el trabajo de sala. En el nuevo local, con diez personas en plantilla y la intención de incorporar a dos más, ofrecen pescados y mariscos frescos de la ría, carnes de primera y apetitosos entrantes elaborados con productos de proximidad, su máxima. En la zona de cafetería quieren preservar «la esencia» del BK22, con sugerentes propuestas de picoteo. Para este empresario, «un chaval muy humilde», como se califica, al que no le gusta alardear, «profesionalidad, producto y servicio» constituyen las tres claves del negocio.