Los socios de Promamañon denuncian «o incumprimento do contrato» por parte de la empresa papelera, que asegura respetar los plazos estipulados en los acuerdos
28 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.En los montes de los socios de Promamañón se talaron 18.000 toneladas de madera en 2016, 2.400 en 2017 y 1.000 en lo que va de año. «Ese é o principal problema que temos, polo que convocamos a asemblea o día 10, ante o malestar que hai entre os socios», explican Soledad Fernández, presidenta, y Juan Ramil, secretario del colectivo, que cuenta con unos 130 socios. El último contrato firmado por la asociación con Ence prevé la corta de un mínimo de 5.000 toneladas, a 31,75 euros más IVA la tonelada, y vence a finales de 2018.
Pero la madera sigue en los montes, pese a haber entregado toda la documentación de las alrededor de 2.000 toneladas disponibles para talar y una cantidad similar «pendente de confirmar». Esto ha generado un profundo descontento entre los propietarios, críticos con lo que consideran «un incumprimento por parte de Ence do acordo marco subscrito» a principios de año.
De hecho, en la asamblea se acordó buscar otras opciones de venta de la producción. Los asistentes pidieron a la directiva «solucións» para los socios con necesidad de vender -por motivos económicos o, en algún caso, por el temor a sanciones de la Xunta, al tener la plantación al pie de una carretera- y rechazaron la propuesta de Ence de sellar un acuerdo de fidelización. «A resposta foi unánime, para non comprometerse, se a día de hoxe non están cumprindo co que temos firmado e pendente», remarcó la presidenta.
La madera vendida y sin dinero
«Tes asinada a venta, non tes os cartos da madeira e tampouco podes volver a plantar», resume Ramil. En las reuniones mantenidas con Ence para tratar este problema, la contestación es siempre la misma. «Din que non teñen equipos [...]. Ata agora sempre se respectaran as condicións dos contratos, aínda que houbera retrasos», señala Fernández.
La asociación de productores forestales de Cedeira, Promace, renunció hace tiempo a trabajar con la pastera con sede en Pontevedra. «Acabó el contrato y quedaban montes por cortar, tardaron en cortar los buenos [por superficie o facilidad de acceso] y los malos [más pequeños o peor situados] los talaron meses después. Cedeira es minifundio, hay fincas de un ferrado, pero es lo que hay, si no te interesa ven de frente y dímelo», sostiene Roberto Gabia, presidente de Promace, que trabaja con otra empresa.
Promafoz, de Foz, también dejó de operar con la papelera. «Preferimos vender directamente ao maderista, que despois lles vai vender a eles [...]. Ence ten toda a madeira que quere, nunca lles falta, aínda que descargaron en Ribadeo catro barcos procedentes de Huelva [...]. Teñen o mercado dominado», incide Ramón Reimunde, presidente de Promagal, la federación que aglutina a 25 colectivos del norte de Galicia.
Óscar Piñón, secretario de Promagal, responsable de Promaorti y maderista atribuye la escasez de personal para trabajar en el monte «a las condiciones, porque la gente no puede perder dinero»; y reprocha a Ence que se apresure a cortar los montes buenos, relegando los demás. Aboga por estudiar la posible «ponderación de precios en el contrato, porque no se puede pagar lo mismo un monte bueno que uno malo, ya que los costes laborales son mucho mayores en el malo».
La respuesta de Ence
«Lo que sucede con dos asociaciones de la zona es que parcelas pequeñas que solo son ejecutables con equipos manuales no son cortadas lo rápido que nos solicitan, debido a la alta carga de trabajo en las contratas. Pero se ejecutan dentro del período estipulado en los contratos firmados», dice Ence. «Cumplimos el plazo de dos años de corta estipulados en el contrato -asevera-. Lo que no es posible es la inmediatez de que vendan hoy y cortemos en dos meses porque la Xunta les obligue a cortar».