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La renovada y cosmopolita vida del hostal Chelsea, un clásico de Cedeira

ANA F. CUBA CEDEIRA / LA VOZ

CEDEIRA

Suite ambientada en Ciudad del Cabo
Suite ambientada en Ciudad del Cabo JOSE PARDO

Manuel Pita montó en 1988 la pensión que ahora regenta su nuera, Beatriz Foces, reformada y con referencias a ciudades del mundo

02 jun 2023 . Actualizado a las 22:51 h.

Manuel Pita, cedeirés de 79 años, ganaba 38 pesetas al mes en la carpintería de Cedeira donde empezó a trabajar con 14 años. Con 16 emigró a Montevideo, donde estaban sus abuelos, y con 18 montó su primer negocio, un restaurante. «Emigré porque no podía comprar unos zapatos ni una gabardina... tenía ganas de una bicicleta y no podía comprarla...», recuerda. De la capital uruguaya se trasladó a New Jersey, donde continúa viviendo su hermano, y una década después regresó a Cedeira y montó una tienda deportiva, y más adelante construyó, con ayuda de la familia, un edificio que da a la plaza Roxa. Y en la primera planta, ocupando los cuatro pisos, montó el hostal Chelsea, en alusión al nombre de su sobrina. Hace ya 35 años.

«Compré el solar por 2,8 millones de pesetas, y el de al lado, dos años después, se vendió por 18», comenta. Durante años vivió con un pie en su villa natal y otro en Estados Unidos, «con mucho sacrificio». Hoy está orgulloso de que su nuera, Beatriz Foces (San Andrés de Teixido, 32 años), haya reformado y potenciado el hospedaje, un clásico del turismo cedeirés, con clientes de varias décadas. «Hay gente mayor que viene desde que lo tenían mis suegros, Manolo y Merce. Ella lo llevaba todo el año y él echaba aquí todo el verano, hasta que se vino definitivamente», explica. Ahora lo gestiona ella, que conoce bien a los turistas de su etapa de vendedora en un puesto en San Andrés.

Habitación decorada con referencias a la ciudad de Venecia
Habitación decorada con referencias a la ciudad de Venecia JOSE PARDO

En esta nueva vida, el Chelsea abre del 1 de abril al 30 de septiembre. De las 17 habitaciones, 12 ya están reformadas. «Solo falta un ala [uno de los pisos]», indica. La pandemia demoró las obras. Todas las estancias disponen de baño y algunas cuentan con balcón y vistas a la playa. Y cada una rinde tributo a una ciudad o una región del mundo. «Como nos gusta mucho viajar decidimos hacerlo así, con los cinco continentes», dice la encargada del negocio. Solo queda por completar Asia. Hay cuartos ambientados en urbes europeas como Ámsterdam, París, Roma o Venecia; con referencias africanas de Marrakech, Egipto, Ciudad del Cabo o Madagascar; y con fotografías, colores o elementos icónicos que trasladan a los huéspedes a Cuba, Nueva York, Alaska o Brasil.

El fundador celebra que el negocio por el que «luchó toda la vida», como reconoce su nuera, continúe abierto. «En agosto la mayoría es clientela habitual, que viene diez o quince días, y el resto del tiempo hay mucho peregrino y otra gente de paso», señala. A ella le gusta mucho el trabajo, que le permite conciliar y viajar con su familia (tiene dos niños pequeños) en otoño e invierno.