Ana Iglesias Cheda, Maldita Shop: «Vinimos de vacaciones a Cedeira en agosto, decidimos quedarnos y abrir la tienda»
CEDEIRA

La hija de Carranque y su familia han dejado Almendralejo para asentarse en su pueblo
14 oct 2023 . Actualizado a las 18:52 h.Toda su familia es de Cedeira y su sueño era «volver» a su tierra. Ana Iglesias Cheda nació en A Coruña hace 48 años, y en Sada, donde vivió, conoció al que acabaría siendo su marido, el madrileño Raúl Barrero Scharff. La pareja residió durante 23 años en Almendralejo, una ciudad de Badajoz de cerca de 34.000 habitantes, donde nacieron sus dos hijos, de 21 años y de 15. Este verano, como todos los anteriores, viajaron a Cedeira: «Vinimos de vacaciones en agosto y ya decidimos quedarnos y abrir una tienda».
Un par de semanas antes de hacer las maletas empezaron a plantearse la posibilidad de mudarse a la villa soñada. «Yo no he vuelto a bajar, mi marido y mis hijos han ido y me han traído cosas, pero yo no me he movido de aquí», cuenta esta empresaria, exultante por este giro «radical». En Almendralejo tenía una tienda de ropa, Maldita Shop, el nombre del comercio que inauguró en vísperas del Pilar en la plaza Roxa. «Teníamos un local alquilado, pensamos si mantenerlo con la empleada, pero al final lo dejamos porque iba a ser mucho dolor de cabeza», comenta.
El nombre, Maldita, se lo debe a la presbicia: «Alguien escribió Matilda y yo leí Maldita, y a mis hijos les gustó y nos quedamos con él». Comenzó con venta en línea, hace tres años abrió un espacio físico «porque la gente lo reclamaba» y ahora compaginará el comercio electrónico (ya ha recibido varios pedidos de sus clientas de Almendralejo) y el tradicional, desde Cedeira.
Maldita ofrece «ropa para todas las mujeres (y alguna colección también para hombres), desde la talla más pequeña a la más grande». «Procuro tener para todo el mundo, mientras la marca las fabrique las voy a ofrecer, porque todo el mundo tiene derecho y debería tener la opción de vestirse como le gusta», remarca. En sus percheros cuelgan prendas «diferentes, muy atrevidas, de marcas exclusivas». A diario se prueba camisas, vestidos, pantalones o lo que demande la clientela, en pases personalizados que graba y envía. «Así pueden ver el tipo de tejido, cómo sienta el modelo...», explica.
En la inauguración, el local se llenó. Ana y su familia se han dejado la piel para pintar, montar y decorar el bajo, con muchos elementos en rosa, el color de esta cedeiresa de corazón que cuida cada detalle, como se ve en los envoltorios de los paquetes. Su marido gestiona una empresa de márketing digital y se ocupa de las redes sociales de Maldita Shop. «Cuando le dije que necesitábamos un cambio —confiesa Ana— me contestó que necesitábamos venir a Cedeira. Fue visto y no visto, ni lo dudamos, allí hay más estrés, aquí ves el mar cada día... nuestra hija está de Erasmus en Italia y el niño se ha adaptado muy bien al instituto. De aquí ya no nos vamos»», ríe.
Y se conmueve al evocar a su padre, que falleció cuando ella tenía nueve años. Para muchos vecinos de Cedeira Ana es «la hija de Carranque». «Lo que más me emociona es el día de la Patrona, porque mi padre coronó a la Virgen del Mar hace más de 50 años... todo es especial aquí».