José Seco: «Mi familia me llama el 'superyayo'»

M. ANEIROS / B. C. FERROL / LA VOZ

FENE

JOSE PARDO

Este deportista fenés celebró su 75 cumpleaños con 150 kilómetros en bici, dos por cada año vivido

18 ago 2019 . Actualizado a las 22:21 h.

Hay cien mil formas de celebrar los años cumplidos. Viajes, autorregalos, una cena en familia, pero la tradición que José Seco instauró en su vida hace 25 años probablemente sea una de las más raras a la par que ambiciosas. Este deportista fenés, por cada año que suma en su vida añade dos kilómetros a una ruta anual que dice es «su regalo». El 13 de julio sopló 75 velas y el 5 de agosto «porque no me fue posible hacerlo antes», se montó sobre su bicicleta, puso el cuentakilómetros a cero y no se bajó hasta que el aparato marcó los 150.

-¿Cómo comenzó esta peculiar forma de celebrar sus cumpleaños?

-Yo soy deportista, lo he sido siempre. Este año cumplo 60 años practicando deporte, porque empecé con 15 años con ejercicios que hacía para buscar mi forma física. Con el tiempo me hice montañero y me dediqué a la escalada. A los 50 empecé a notar que comenzaba a flojear y la mente me hizo ver que tenía que dejarlo, así que empecé con la bicicleta. Entonces, un día, aquí en Fene, en el cruce de la iglesia vi que la señal marcaba 51 kilómetros a Ortigueira y pensé que si hacía ida y vuelta ya tenía dos kilómetros por cada año cumplido. Eso fue hace 25 años, y desde entonces cada año sumo dos kilómetros más.

-¿Es siempre la misma ruta que va ampliando?

-La ruta es siempre la misma pero ampliando siempre dos kilómetros. Salgo siempre de Fene hacia Vilalba, Mondoñedo... Son carreteras medianamente fáciles. Este año, al llegar a Gundín el contador marcó 75, mi edad, así que di la vuelta y volví a hacer el camino hasta Fene completando los 150 que me tocaban.

-¿Es una tradición que cumple en soledad o tiene algún acompañante?

-Tengo un amigo, más joven que yo, que vino conmigo. Este año fueron siete horas sobre la bici y llevábamos un ritmo de 21 kilómetros y medio por hora, más o menos. Eso sí, paramos un par de veces a tomar un café, que igual que los ciclistas profesionales necesitan avituallamiento, nosotros también.

-¿Qué opina su familia de todo esto?

-Pues me llaman «el superyayo». La verdad es que están muy contentos. Hasta mi madre, que aún vive y tiene 96 años, sigue haciendo ejercicio. Supongo que me viene un poco de familia.

-Comentaba que su vida deportiva estuvo durante muchos años centrada en la montaña. Aunque haya dejado de escalar, ¿la ha abandonado por completo?

-Sigo organizando rutas de montaña por la zona y también por Pena Trevinca, que es el punto más alto de Galicia y está en el límite con la provincia de Zamora, los Ancares... Como estuve tantos años, tengo esas zonas muy machacadas y perfectamente estudiadas y mucha gente va conmigo como guía.

-A lo largo de su vida deportiva, ¿ha hecho muchos retos personales como este?

-Siempre tuve ilusiones y las fui cumpliendo. Por ejemplo, quería escalar Torrecerredo, que es una de las ascensiones más famosas y codiciadas de la zona de los Picos de Europa, y lo hice. También tenía la ilusión de hacer una expedición internacional y creé un grupo de escalada en Astano y fuimos a la Sierra del Hauz y hasta la laguna Smir. Fue un poco complicado, pero lo hicimos.

-Por lo que parece, no tiene usted en mente retirarse del mundo del deporte.

-Si uno está dispuesto y siente pasión, no le importa nada. Yo lo disfruto muchísimo. Todas las mañanas me levanto y tengo una tabla de ejercicios que hago y no siempre me apetece, pero es como quien toma pastillas. No le gustan,ww pero sabe que le hacen bien.

«Este año fueron siete horas y llevábamos un ritmo de 21 kilómetros y medio por hora»

«Si uno está dispuesto y siente pasión no le importa nada. Yo lo disfruto muchísimo»