La odisea de un vecino de Fene por los ladridos de un perro: «Desde hace 12 años no para»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida FENE / LA VOZ

FENE

Javier, junto a las tuyas plantadas para luchar contra los ladridos del perro vecino
Javier, junto a las tuyas plantadas para luchar contra los ladridos del perro vecino César Toimil

Javier Mejuto asegura que hasta se arrepiente de haber construido esta casa en Barallobre, debido a las «molestias generadas por el animal»

02 dic 2023 . Actualizado a las 17:35 h.

Javier Mejuto se declara amante de los animales, empezando por sus dos fox terrier a los que adora. Pero desde hace doce años vive «una pesadilla» debido a los ladridos del perro de un vecino. «Mi mujer y yo construimos esta casa en Barallobre (Fene) y el perro ya estaba en una vivienda cercana, desde hace doce años no para de ladrar... es un sinvivir», explica. Desde el Camiño do Carril asegura que este animal «se pasa llorando todo el día, hasta planté tuyas para que no me viese y empezase a gritar».

Según afirma, «ladra a diario estén los dueños dentro o fuera de casa, se encuentra en un cesto en la entrada de la puerta y pide atención todo el tiempo». Javier asegura que contactó con la Guardia Civil y la Policía Local, «pero los agentes me respondieron que los papeles estaban en regla». Va por rachas: «El verano fue más tranquilo pero los lloros volvieron hace cuatro domingos». Se ha pasado «ladrando días enteros, hablé con el dueño y me dice que qué le va a hacer... a mí me afecta a los nervios».

De hecho, hace tres años se sometió a una operación, dejó el deporte e inició nuevas aficiones como observar las estrellas de noche «que muchas veces no puedes realizar por el ruido de este perro». Javier hasta siente que se altera cuando escucha a otros animales. «Ese perro se encuentra dentro de una finca vecina, está suelto pero no le de deben de hacer suficiente caso y lo tienen como alarma».

Él se siente «como si chocase contra un muro porque no hay una normativa concreta sobre esta situación, realmente acabas de los nervios cuando escuchas a un perro ladrando cada cinco minutos... e incluso de noche llora». Asegura Javier que «mi mujer y yo nos hemos arrepentido de hacer la casa aquí, hay gente encantadora, pero no soportamos tantas molestias generadas por este animal día y noche». Admite que «antes era más locura e incluso yo al mediodía me tenía que ir a dormir la siesta al garaje».

La pareja también recalca que «nos hemos sacado de hacer vida en la finca para no aguantar esta situación». Hasta se decidió a «plantar unas tuyas en el lateral de mi finca para no soportar algo que me ponía enfermo, porque ya estábamos aguantando de más».

Insiste Javier en que «no le veo sentido a tener al perro ladrando desde las siete de la mañana, hay temporadas peores y otras mejores, pero hasta cuando llego a casa a las ocho de la tarde de trabajar sigue ladrando». También contactó en su día con el Concello de Fene. «También hay la posibilidad de traer a una empresa de mediciones de ruidos, pero se trata de un proceso largo y muy complicado», indica.

¿Qué hacer en esta situación?

Los expertos recomiendan que, antes de poner una denuncia por ruidos, si hay un caso de ladridos constantes, el afectado intente hablar con el vecino y comentarle la posible problemática. En caso de que no haya solución, se puede hablar con el resto de los vecinos. Y si el ruido persiste, se daría aviso a la Policía Local para que contacten los agentes con el dueño de la mascota.

Los ladridos que se producen de forma ocasional no pueden ser motivo de denuncia judicial, solo si son continuados y superan el límite del ruido permitido (si constituyen un perjuicio para la salud).

Los ayuntamientos suelen publicar ordenanzas sobre contaminación acústica, donde se incluirían estas situaciones. Según la Organización Mundial de la Salud, la cantidad de ruido máxima durante el día no debe superar los 60 decibelios que se rebajan a 40 durante la noche.