
Doce personas en riesgo de exclusión completaron ayer su aprendizaje
23 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.El curso de formación en operaciones auxiliares de montaje de instalaciones electrotécnicas y telecomunicaciones en edificios llegó ayer a su fin con un acto de clausura en el centro de Formación Ocupacional de Caranza, lugar en el que se han impartido las clases.
Gracias a él, un total de doce personas de la comarca en riesgo de exclusión social y laboral han podido mejorar su empleabilidad y por tanto también sus condiciones de vida. El curso cuenta con el reconocimiento de la Xunta y está promovido conjuntamente por Cáritas y la fundación Endesa, cuyos representantes acudieron ayer al evento para transmitir sus felicitaciones a los participantes.
Sin embargo, los auténticos protagonistas eran los diez alumnos allí presentes (los dos restantes se encontraban trabajando en Polonia, por lo que un familiar acudió en su lugar) que recibían la certificación que acreditaba su esfuerzo a lo largo de estos cuatro meses.
Cualquiera de ellos reconocía que cuando comenzaron a asistir a clase, durante el mes de abril, no creían que esta experiencia les fuera a servir en gran cosa para mejorar sus perspectivas laborales en un futuro.
Ni rastro de ese pesimismo quedaba durante el día de ayer, la complicidad entre alumnos y profesor se notaba en el ambiente, la felicidad y las bromas eran una constante.
Los pupilos responsabilizaban del cambio a su propio docente, José Manuel Acemel, quien afirmaba: «Simplemente traté de motivarlos a través de la parte práctica porque es lo que les muestra las distintas aplicaciones de lo que están aprendiendo».
Tras las lecciones en el centro, comenzaron las prácticas en empresas de la zona, cuyos jefes acudieron también al acto para mostrar su apoyo a los pupilos.
De esta forma, Jesús Luaces, trabajador de Trielectric Soluciones, se reencontraba con Alassane Dwan, al que más que un alumno considera ya un compañero más y del que dice admirar «su enorme calidad humana».
Alassane llegó a España procedente de Senegal hace unos años y ahora por fin se muestra ilusionado con su futuro: «Creo que ahora estoy más preparado para encontrar un puesto de trabajo, tengo que hacerlo».
Otro de los participantes, Juan Carlos Piñeiro, se mostraba agradecido por esta experiencia que, en su opinión, debería continuar otros años. «Ha tenido un efecto muy positivo en mi porque creo que he recibido una gran formación», manifestaba.
Aunque de momento no todos cuentan con empleo, algunas de las empresas en las que han colaborado este año recurren a ellos para los momentos en los que se necesita algún esfuerzo adicional.
La situación todavía no es la ideal pero, lo que para otros puede no ser suficiente, para ellos ya es muy importante. Por ejemplo, el profesor señalaba la emoción de un alumno cuando recibió de su jefe cinco euros por soldar un mando.