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Tras veinte años de exilio laboral, Pablo Freire ha puesto en marcha en Ferrol el restaurante Casa López, un local «para que la gente disfrute»
04 dic 2015 . Actualizado a las 12:02 h.Pablo Freire López, ferrolano de la cosecha del 73, estudió cocina en Foz y, tras pasar por las aulas, inició un periplo profesional y vital que lo llevó a trotar por cocinas de Santiago, A Coruña, Mallorca, Dublín y Londres, entre otros muchos lugares. De vuelta en su tierra, hace ya nueve meses y junto a su novia, Patricia Rodríguez, se aventuró a poner en marcha Casa López, un acogedor restaurante que abre sus puertas en el número 5 de la calle María. En un ambiente cálido -con papel pintado en las paredes, lámparas de corte antiguo y muebles heredados de la familia-, el cocinero deleita a los comensales con recetas diferentes, pero sin demasiadas estridencias. «Intento aportar algo rico, con sabor y distinto a lo habitual, pero sin asustar; aquí no hay nitrógenos ni espumas», dice el comandante en jefe de los fogones de Casa López. La carta, corta pero atractiva, tienta al visitante con varias propuestas apetitosas. El burrito López, el solomillo de cerdo al wok o las albóndigas de marraxo son solo algunas.