Fiesta de la Ilustración

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL CIUDAD

01 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Al bueno de Jovellanos le caían todas encima, empezando por el nombre: Baltasar Melchor Gaspar María de Jovellanos y Ramírez, ¡tela marinera! Y continuando con que el muchacho, cuando fue consciente de su situación, se encontró con que había nacido en el seno de una familia noble pero que se había quedado sin un céntimo, con lo que no le quedó otro remedio que estudiar, formarse lo mejor que pudo y dedicar su vida al ejercicio de aquellos cargos públicos para los que disponía la Corona. Jovellanos se convirtió así en uno de los grandes, un ilustrado capaz de aportar conocimientos y ciencia, así como su espíritu renovador, a un sinfín de tareas: actualizar planes de estudio; potenciar y desarrollar planes económicos y agrícolas en varias plazas del Estado; favorecer la creación de bibliotecas que recogían textos no muy bien vistos por la Inquisición; diseñar proyectos de urbanismo, higiene y asentamientos poblacionales; y cultivar las artes y la escritura de multitud de obras, entre las que se encuentran algunos de los ensayos más relevantes de todo el Siglo de las Luces español. Uno de ellos, casualmente, lo estaba desmenuzando en mis lecturas de este verano cuando se produjo la reflexión en voz alta desde el gobierno municipal acerca de hacer una Fiesta de la Ilustración en Ferrol. Precisamente el texto, fruto de un encargo que le hizo el Consejo de Castilla a Jovellanos a través de la Real Academia de la Historia, se titula: Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas, y sobre su origen en España (Madrid, 1790). Se trataba, como pueden deducir, de que el ilustre asturiano recogiese las costumbres propias de las diversiones públicas que procedían del antiguo régimen y eran calificadas como infames, y propusiese todas aquellas nuevas, propias del espíritu ilustrado, que sirviesen mejor al doble cometido de divertir y educar a la nueva ciudadanía. De entre las primeras, Jovellanos cita diversiones como la caza, torneos y justas con animales, luchas de toros, etc? De entre las segundas, las nuevas diversiones de la Ilustración, se explaya en la bondad de los bailes públicos, las romerías y meriendas, juegos de pelota y bolos, juegos de mesa como naipes, ajedrez, dominó, espectáculos teatrales como comedias, entremeses y sainetes, juegos malabares y conciertos musicales y ópera. Ferrol debería contar con una Fiesta de la Ilustración bien documentada, organizada y ejecutada, que recrease las diversiones del siglo XVIII, sus vestuarios, músicas, gastronomía y actividades sociales. Como las que se hacían en el coliseo de Sétaro de la calle Magdalena desde 1769 hasta 1817, o después en el Salón Filarmónico o al aire libre en la Alameda. Ya les contaré.