Bicho pone la directa

Antón Bruquetas FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

césar toimil

Tras el periplo de la pasada campaña, emerge con su mejor cara en el Racing

08 oct 2016 . Actualizado a las 20:50 h.

Ya han pasado tres años y casi un mes desde que el nombre de Javier Fernández Abruñedo, Bicho, (Sada, 1996) empezase a sonar con fuerza en el fútbol español. En la primera jornada de Liga, en Segunda División, Fernando Vázquez le dio la alternativa en el Deportivo de La Coruña. Tenía 17 años y todavía era juvenil. «Llevo peleando con Bicho muchos meses, pero es un proyecto a tres años», decía entonces el técnico de Castrofeito, que recurriría a él de forma habitual para suplir la carencia de jugadores zurdos en aquella plantilla donde Culio era un referente. Su talento y visión de juego llamaron la atención de un cuerpo técnico que tenía como objetivo irrenunciable el ascenso a Primera. Con la meta conseguida, Fernando Vázquez perdió la confianza de la junta directiva de Tino Fernández y acabó saliendo del Dépor. Y Bicho comenzó entonces un periplo que lo llevaría en tiempo récord por el Barça B, Leganés y Compostela. En ninguno de ellos consiguió explotar.

En verano encontró acomodo en el Racing y en las dos últimas jornadas se encargó de poner la directa. Por dentro, en la mediapunta, donde más cómodo se siente ha empezado a recuperar esa excelencia que un día de hace algo más de tres años lo condujo a ser uno de los debutantes más jóvenes en la historia del equipo coruñés. «Lo que vimos en él era que tenía una facilidad impresionante para encontrar pases determinantes, para trazar diagonales que hiciesen daño a la defensa rival», rememora Manuel Pombo, mano derecha de Fernando Vázquez en su etapa en el Deportivo. «Y se le notaba mucha calidad para controlar el balón y en circunstancias complejas, cuando estaba rodeado por contrarios. Eso lo hacía un jugador interesante para nosotros. Claro que, por aquel entonces, era un futbolista más joven», dice.

En cuanto a su paso por el Racing de Ferrol, Pombo asegura que es «una excelente oportunidad». «Tiene que creer en sus posibilidades, en sus virtudes, y ponerse como horizonte convertirse en el mejor centrocampista ofensivo de la categoría», indica. «Si quiere un ejemplo de grandes futbolistas que tuvieron que pasar por un mundo de dificultades antes de triunfar, se puede fijar en Silva. Fue cedido del Valencia al Eibar. También tuvo que pelear en la Segunda B. Bicho ahora se enfrenta al desafío de dejar atrás el fútbol de formación y comenzar a adaptarse al fútbol de hombres. Estoy convencido de que tiene cualidades suficientes para hacer una carrera profesional en este deporte. Sólo necesita luchar y, repito, creer en que lo puede alcanzar», subraya el preparador.

«Necesitaba recuperar la confianza en sí mismo», afirma su amigo Dani Iglesias 

Hablan prácticamente a diario. Su amistad se curtió en la cantera del Deportivo y se ha mantenido pese a la distancia. Dani Iglesias forma parte del Alavés, mientras que Bicho se empieza a asentar en el Racing. «Conversamos sobre un montón de cosas, charlamos de fútbol, de cómo nos va la vida,... y la verdad que lo noto feliz en el Racing. Necesitaba volver a sentirse importante en un equipo importante, necesitaba recuperar la confianza en sí mismo, que últimamente la había perdido», indica Dani Iglesias, que cuando se le pide que radiografíe las virtudes de su amigo, no lo duda: «Tienen un talento increíble, un golpeo de balón impresionante y sus conducciones y último pase son también sobresalientes. Estoy convencido de que vas a ser, y de hecho ya lo está siendo, uno de los jugadores más destacados de la categoría».

Mientras no paran de llover elogios sobre su rendimiento y el potencial que puede desarrollar, Bicho se ata las botas para saltar al anexo de A Malata. Una nueva sesión de preparación para el partido contra el Izarra le espera por delante. En la plantilla son conscientes de que el chico empieza a despuntar, pero los veteranos no quieren que baje la guardia. Saben que ahora más que nunca necesita tener los pies en la tierra y apretar en cada entrenamiento. Cada hora, cada minuto, cada segundo cuenta. Su batalla es contra el reloj, frente al tiempo que lo debe transformar, a golpe de sudor, desde una promesa a una realidad.

Un periodista se acerca a preguntar por él. Quieren hacerle una entrevista. «No me lo mareéis, no me lo despistéis, que ha hecho dos partidos buenos e igual se lo empieza a creer», dice un compañero. Todos se ríen. Bicho niega con la cabeza y sigue a lo suyo. No quiere desaprovechar esta oportunidad.