Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Chicote, en el mesón Irlanda de Ferrol: falta de higiene y sesiones de espiritismo

La Voz

FERROL CIUDAD

La Sexta emitió este jueves el programa de «Pesadilla en la cocina» grabado el pasado noviembre en la ciudad naval

14 oct 2016 . Actualizado a las 14:08 h.

Alberto Chicote se plantó hace un año en pleno corazón ferrolano para reflotar -intentarlo, al menos- el Irlanda, un conocido mesón ferrolano, regentado por Jose y Manoli, que hace unos años se mudó de su original ubicación en la calle María a la calle Dolores. Tras el lavado de cara del exigente cocinero, el bar pasó a llamarse Lembranzas, quiso ser más moderno de lo que pudo y durante un tiempo se esforzó por cambiar el cuchicheo de barra por sonido de gaitas en el hilo musical. La intención fue buena, pero duró poco. Ayer, los ferrolanos y el resto del mundo asistieron desde sus sofás al show de la metamorfosis del local, que, de nuevo, se llama Irlanda. Pesadilla en la cocina resumió así su incursión en la ciudad naval: una hostelera «vidente», con nula experiencia a la hora de gestionar un negocio, un auténtico caos en los fogones y mucha, mucha porquería.

Si hubo dos cosas que le llamaron la atención a Chicote del Irlanda fueron la lentitud del servicio y el tamaño de las raciones. No precisamente por escasas, porque puede que Jose y Manoli se tomen la vida con calma, pero generosos con la comida son un rato.  «Me queréis matar ¡Vaya raciones ponéis aquí!», exclamó el chef, sentado a la mesa frente a cuatro «medias» raciones, como bien se apresuró a aclarar la dueña. «Estamos en Galicia», apuntó el propietario. «Ni que Galicia fuese tierra de trolls», consideró Chicote, para reconocer, a continuación, lo buena que estaba la comida.

Y si los platos saben bien, ¿dónde estaba entonces el problema entonces del Irlanda? De puertas adentro. Nada más poner un pie en la cocina, Chicote echó la vista el cielo para pedirle ayuda a la Virgen: comandas atascadas, tensiones entre dueños y empleados -algo, al parecer, habitual-, quejas de su cocinero -asegura que recibe insultos racistas de la dueña del local-, desorganización y falta de higiene

A la anárquica situación se le sumaron las capacidades esotéricas que aseguró tener su propietaria. Porque Manoli confesó ante toda España este jueves que además de hostelera es vidente, que el nombre del bar surgió de una de sus visiones y que nunca echaba las cartas en el local. Chicote le preguntó entonces: «¿Tú ves algo por ahí?», le dijo. «Pues vaya vidente de cojones estás hecha», le espetó.  

A los usuarios de las redes, el capítulo de Pesadilla en la cocina esta semana les hizo mucha gracia, pero a los dueños del Irlanda, tal y como demuestran sus publicaciones en Facebook durante este último año, la visita de Chicote ni les ayudó, ni les arrancó siquiera una sonrisa. Indignados con el programa, cargaron en su perfil contra la imagen que se ofreció de ellos en televisión. Y eso que entonces no se había emitido todavía.