Juan Fraga «no mostró tristeza» por la muerte de su mujer, según la forense

A. Mahía Rilo A CORUÑA

FERROL CIUDAD

césar quián

La acusación popular eleva la petición de pena a 18 años de cárcel al considerarlo autor de un asesinato

13 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los miembros del jurado popular se encerraron ayer al mediodía para deliberar y es probable que hoy tengan el veredicto. Deberán decidir si Juan Fraga Allegue es inocente, cometió un asesinato o es autor de un homicidio. Para la defensa, no se puso encima de la mesa durante los cuatro días que duró el juicio una sola prueba concluyente que llevase a pensar en que este hombre de 79 años mató a su mujer. Ni huellas, ni rastros genéticos, ni «nada de nada». El abogado del acusado insistió una vez más en lo ya dicho por su cliente, que aquella mañana del 29 de diciembre del 2015 se levantó de cama, le dio las pastillas a su mujer, se despidió de ella con un beso y pasó la mañana con un amigo. Y al regresar a casa al mediodía, se encontró a su esposa muerta.

Las acusaciones no están de acuerdo. Si bien discrepan en la naturaleza del delito -el fiscal lo califica de homicidio, mientras que la acusación popular y la particular opinan que se trata de un asesinato-, coinciden en el relato de los hechos. Para ellos, aquella mañana el procesado acudió a la habitación matrimonial cuando la víctima todavía dormía y comenzó a golpearla. Tras este primer ataque, «la cogió por la espalda, la acuchilló y la degolló con un corte desde la oreja a la garganta». Limpió la escena, se deshizo del arma y se fue con su amigo a dejarse verse durante toda la mañana por Ferrol.

«Es un asesino porque planeó el crimen. Ya venía advirtiendo a su mujer. Frecuentemente le decía que tenía que estar muerta y delante de su hermana le dijo que le iba a cortar el cuello», ha asegurado en su exposición, recordando algunos de los testimonios que pasaron durante esta semana por la Audiencia Provincial.

Premeditación

La acusación popular, ejercida por la Xunta, y la particular, por el hijo del acusado, creen, al contrario del fiscal, que Juan Fraga actuó con premeditación y alevosía, de ahí que lo tachen de asesino y no homicida. Aseguran que el crimen lo tenía preparado, que no fue un ataque puntual debido a una discusión, sino que llevaba tiempo pensando en cómo matar a su esposa y salir indemne. «Es un asesino porque limpió la escena del crimen y buscó una coartada yendo a todos los sitios públicos de Ferrol para poder escudarse de la acusación de la muerte de su mujer», dijo la letrada de la acusación particular, quien recordó que las joyas de la fallecida aparecieron en su coche y el acusado amenazó a su mujer semanas antes con «cortarla», sometiéndola a maltrato psíquico.

Durante la última sesión del juicio, la forense del Imelga que exploró al acusado dijo de este que «no mostró tristeza» por la muerte de su esposa.