La importancia de saber escuchar

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL CIUDAD

13 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Siento un inmenso respeto, y un gran afecto, por la gente mayor. Por toda esa gente a la que la edad -el paso de los años, y el correr de la vida- ha ido llenando de sabiduría, en cada caso de una manera diferente. No quiero aburrirlos a ustedes, ni repetir de nuevo lo que ya se ha dicho tantas veces, pero tampoco me resisto a recordar que uno no adquiere una verdadera perspectiva de lo que realmente es el oficio de existir, hasta que llega ese momento en el que por fin te das cuenta de que tus mayores -esos a los que creías tan equivocados- estaban en lo cierto, y de que bastante mejor te habría ido si hubieses seguido sus consejos. Cada vez que una persona mayor desaparece, se pierde una parte fundamental de la memoria del mundo. Lástima que en este tiempo de hierro nuestro, tan proclive a los espejismos y a los cantos de sirena, a menudo ni siquiera nos hayamos enterado de ello. ¿Qué no daría yo ahora por poder hablar, aunque solo fuese un instante, con todos los que ya se me fueron? Y cuando digo hablar no vayan a creer, por favor, que me estoy refiriendo a lo que yo pudiese decirles, que no tendría importancia ninguna y que, además, ellos ya sabrían perfectamente. No, no es eso. Bien al contrario. Lo que intento decir es que me gustaría poder escuchar su voz, una vez más, aunque solo fuese durante un momento. Una sociedad que no respeta a sus mayores, y que ni siquiera es capaz de valorar toda la generosidad y todo el conocimiento que habita en ellos -el paso de los años nos enseña que uno es lo que da, no lo que tiene, y que además las cosas casi nunca son lo que parecen-, es una sociedad sin raíces, una torre construida sobre la arena. Las personas mayores son el puente que nos mantiene unidos al fondo de las edades, y al mismo tiempo quienes nos permiten conservar la mirada limpia de los niños de los que -y discúlpenme el juego de palabras- descendemos. Sí, creo que es imprescindible recordar la importancia que tiene escuchar con atención a quienes nos hablan de un mundo que parece haberse ido para siempre, pero que en realidad sigue siendo el nuestro. Como es muy importante, también, saber escuchar a los jóvenes, aprender de ellos. Porque los jóvenes nos enseñan que la mejor manera de caminar por la faz de la tierra es recordando que el futuro tenemos que construirlo entre todos. Sin exclusiones. Y, por supuesto, sin miedo.