La concatedral de Ferrol, la iglesia de San Julián, celebra dos siglos y medio de historia
FERROL CIUDAD

«O que hoxe queremos, sobre todo, é ser un templo de acollida», dice Antonio Rodríguez Basanta
03 ago 2022 . Actualizado a las 22:59 h.La concatedral de San Julián celebra sus 250 años de historia. Unos años que, desde el punto de vista de la arquitectura, serían, incluso, algunos más —al parecer Sánchez Bort había terminado ya su proyecto en 1763, aunque la aprobación tuvo lugar, por Real Orden, en 1765—; y, de hecho, la cronología de la construcción utiliza como data de referencia la de 1766. Pero a los efectos que nos ocupan, y como subraya el párroco, Antonio Rodríguez Basanta —canónigo, además, de la catedral de Mondoñedo—, fue en 1772 cuando allí se celebró, con toda solemnidad, la primera misa. Y eso —el comienzo de su andadura como iglesia— es lo que se celebra ahora.
«Non podemos esquecer —dice Rodríguez Basanta— que ademais estamos a falar da segunda igrexa nai desta diocese. A primeira é, claro está, a catedral de Mondoñedo. Pero a segunda, como concatedral, é esta, que ademais é un referente, no espiritual, para toda esta parte de Galicia».
Lo cierto es que la iglesia de San Julián —arquitectónicamente magnífica, que todo hay que decirlo— no nació para ser concatedral. De hecho, se construyó, en pleno Siglo de las Luces, y con la ayuda económica del Estado, para sustituir a la primitiva iglesia de San Julián ferrolana: un templo medieval, tristemente desaparecido, que se encontraba en Ferrol Vello y que, tras llegar al siglo XVIII ya en muy mal estado, fue necesario demoler al verse afectado por las obras del foso del Arsenal. Pero a mediados del siglo XX, en 1959, el papa Juan XXIII decidió que Ferrol compartiese con Mondoñedo la capitalidad diocesana, pasando a ser Diócesis de Mondoñedo-Ferrol el antiguo obispado mindoniense. Y San Julián adquirió el rango catedralicio.

Un viaje a través del tiempo
La concatedral es historia... pero también futuro. A ella permanece unido el recuerdo de figuras como la de Gabriel Pita da Veiga, sacerdote fallecido en fama de santidad. Y hace apenas unos días fue visitada por casi un millar de jóvenes, participantes todos ellos en la Peregrinación Europa de la Juventud. «O que hoxe queremos, sobre todo, é ser un templo de acollida —dice Basanta—. Dunha acollida verdadeiramente cristiá». Para celebrar los 250 años de su primera misa, la concatedral comenzará a distribuir, en los próximos días, un tríptico conmemorativo: un recuerdo en forma de publicación...
