
Negocios como Calzados Faíña y El Rápido abren sus puertas para aprovechar el tirón de público
21 nov 2022 . Actualizado a las 23:28 h.En una mañana de domingo y de tregua meteorológica la rúa Irmandiños, que discurre pegada a la muralla del Arsenal, la zona del Mercado de A Magdalena y el Campo da Leña, en la parte baja de la Cuesta de Mella, acogieron la tradicional feria de Ferrol que estuvo muy concurrida. El mercadillo de la calle Irmandiños retoma poco a poco el pulso tras el parón provocado por la crisis sanitaria del covid-19. Uno de los atractivos de la feria es la zona que podemos considerar como el rastro de Ferrol en donde encontramos infinidad de objetos de segunda mano. Desde múltiples herramientas y útiles de labranza hasta baterías de cocina, un cortacésped o una hidrolimpiadora junto a lámparas de bronce o viejas máquinas de escribir. Y la verdad es que es la parte no textil de la feria la que tiene más tirón y en la que habitualmente se regatea en un tira y afloja para conseguir el acuerdo económico y darle una segunda vida a algún objeto. En esa zona nos encontramos un puesto sobre el que a lo largo de toda la mañana se congregaba mucha gente. Al frente del mismo Isma y Ramón mostraban objetos de decoración de Navidad y además un nacimiento de grandes dimensiones que llamaba la atención de todos los visitantes. Las piezas poco a poco fueron desapareciendo. «Me las quitan de las manos», se escuchaba decir a los feriantes y es que quien más quien menos aprovechó para hacerse con bonitos adornos navideños a precio de saldo.

El día de la feria de Ferrol siempre cae en el tercer domingo de mes, siempre entre el día 15 y el 21 y lo habitual antes de que se derribase el antiguo mercado y se construyese el actual, era que todo el comercio de la zona abriese en el día feriado. Era un día de mucho movimiento, tanto en el mercado, como en los comercios del entorno, sobre todo los de la calle de la Iglesia. Bazares, zapaterías, tiendas de confección y bares abrían sus puertas para recibir a los clientes que se acercaban a la feria. A día de hoy solo hay dos establecimientos, los que acumulan más historia, que siguen abriendo el domingo feriado. Uno de ellos es Calzados Faíña en la esquina de Calle Iglesia con Sánchez Barcaiztegui. Guillermo Dopico es el actual gerente de esta tienda de la que existen documentos de 1914. Quien nos lo cuenta es el padre de Guillermo, Antonio Dopico, ahora jubilado y que desde marzo de 1958 trabajó como empleado y más tarde, en el año 93, con su hijo, se quedó al frente del negocio en el que ha pasado toda su vida vendiendo calzado y zapatillas. Claro que le apena ver como la zona ha ido perdiendo vida. Esperemos que cuando la calle esté reurbanizada sirva para revitalizar a los que resistan el duro golpe que significa tener durante tantos meses la calle cerrada por obras.

Y en domingo feriado, otro de los clásicos que siempre encontramos con las puertas abiertas es el Ultramarinos El Rápido, en la Calle Magdalena esquina Coruña, al frente del que encontramos a Emilio Castro. Emilio, segunda generación en el negocio familiar, es una institución en el barrio. Cuando hablamos con él entran tres clientes, son extranjeros y en un correcto inglés cual gentleman británico, Emilio les atiende y les invita a pasar para que descubran la bodega y las múltiples referencias de artículos delicatesen. El Rápido está de centenario. La casa fue fundada en 1922, en un edificio histórico del barrio de A Magdalena en el que continúa. El ultramarinos fue proveedor de la Real Casa y de la Armada durante muchos años. Antes de ser ultramarinos, en ese local allá por 1860, cuenta Emilio, ya hubo una tienda que complementaba al mercado, al que se acercaba la gente de la contorna a vender lo que ahora se denomina el producto de kilómetro cero. Recuerda como la tercera planta del anterior mercado aglutinaba a los pequeños productores. Afirma que nunca debió desaparecer, daba vida al centro de Ferrol y a los establecimientos del entorno y era mucho más bonito que la actual nave. Él también sigue apostando por abrir los domingos de feria, para mantener la tradición que, insiste, nunca se debió de perder. En la misma calle, solo La Tienda de Erika, abre todos los domingos.