La guerra de barcos de vapor entre Ferrol y A Coruña

Bea Abelairas
Bea Abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

Barco de vapor Comercio ante el castillo de la Palma
Barco de vapor Comercio ante el castillo de la Palma CEDIDA

Durante muchas décadas fue uno de los negocios más prósperos, hasta que llegó el tren en 1913

25 ene 2025 . Actualizado a las 12:02 h.

En el 1882 un barco de vapor bautizado como Hércules comenzó a realizar la ruta entre Ferrol y A Coruña. Era un buque construido tres años antes en astilleros ingleses. Como sucede en la actualidad, no había un tren competente, así que era la vía más ágil de desplazamiento. También llevaba el correo, un servicio adjudicado a los armadores del buque por 2.000 pesetas al año. 

Cuentan las crónicas de la época que cuando el barco se engalanaba con banderas era la señal de que transportaba a alguna personalidad: por sus camarotes pasaron de alcaldes a personajes como el expresidente republicano Emilio Castelar. Había pasajes para todos los bolsillos: a los pasajeros de tercera cada billete les costaba 50 céntimos y dos pesetas a los de primera clase.

El pionero vapor Hércules
El pionero vapor Hércules

El buque pertenecía a la firma Requejo López Pérez y Compañía, una sociedad fundada por tres hombres de negocios muy influyentes y de origen vallisoletano establecidos en A Coruña: Ventura Requejo Escobar, José López Trigo y Wenceslao Pérez González. De hecho, la compañía del vapor Hércules solo era un negocio menor, pero sumamente rentable. Durante dos décadas el vapor realizó diariamente la travesía A Coruña-Ferrol. Solo se interrumpió cuando el mar estaba bravo o había alguna avería. Los años comenzaron a hacer mella en el buque y durante sus últimos tiempos estuvo varias veces a punto de ser retirado. El negocio del transporte marítimo era tan próspero que llegó la competencia desde Ferrol. Y fue feroz con la entrada en servicio del buque Comercio.

En el 1902 la rivalidad entre dos de estos buques y sus navieras, era tan grande que provocó que el Hércules embistiera al Comercio en alta mar. El Comercio se enfrentaría, con el tiempo, a otros dos adversarios: el Ares y el Ferrolano. Aunque el Comercio fue siempre el primer buque de una naviera que dominó el mercado durante tres lustros y se llamó la Herculina Ferrolana. En pocos años compró otra nave más pequeña: el Marqués de Amboage. Sin embargo, en 1906 la naviera sufrió su primer revés aún con sus dos vapores sin amortizar: pidió un préstamo de 75.000 pesetas para poner a punto el Comercio. El buque fue reparado a fondo en los Astilleros de Gil y Compañía y botado de nuevo, con gran solemnidad y en presencia de la infanta Isabel de Borbón, momento descrito como si fuese una novela en la publicación La Vida Marítima.

La infanta Isabel en la botadura del vapor Comercio
La infanta Isabel en la botadura del vapor Comercio No disponible

Tres años después, cuando los acreedores llevaban cuatro meses sin percibir los ingresos de sus préstamos, el médico José Caramelo Lestache, heredero del laureado militar que había cofundado la naviera, alertaba de la situación financiera. Y calificaba de «innecesaria» la reparación del Comercio, cuyo papel lo desempeñaba «admirablemente» el Marqués de Amboage. Aseguraba que todo era culpa de la dirección de la empresa. Ironías del destino: no fue esta gestión la que tumbó a La Herculina Ferrolana. A la naviera la aplastó el tren Betanzos-Ferrol, inaugurado en 1913. Tres años más tarde una casa de Bilbao compraba el Marqués de Amboage por 22.000 duros y otro armador vizcaíno ofrecía 16.000 duros por el Comercio.