Rosa, María y Blanca viven en una casa histórica rehabilitada en el centro de Ferrol: «Comprar este edificio fue una locura pospandemia»
FERROL CIUDAD










El Concello cifra en casi un 35 % los inmuebles que ya se han recuperado en A Magdalena y Ferrol Vello, mientras en Esteiro rozan el 19 %, y en A Graña, el 10 %
30 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Rosa Freire abre la puerta verde del número 14 de la calle Gravina y deja deslumbrado al visitante con un portal de preciosas baldosas hidráulicas y una fabulosa escalera con pasamanos de forja y madera. «Estoy encantada viviendo aquí, los edificios antiguos tienen un encanto especial», comenta esta ferrolana a la entrada de este imponente inmueble firmado a finales del siglo XVIII por el maestro de obras Manuel Riva y de Soto, autor de otras joyas de la arquitectura ferrolana como el edificio Jofre, muy cerca de allí, o el que albergaba Loti en la calle Real.
Rosa vivía con sus hijas, Blanca y María, en un moderno edificio de la calle del Sol, pero, tras la pandemia del covid, las tres decidieron buscar un inmueble histórico en A Magdalena para rehabilitar. «Mi padre había fallecido hacía poco, el piso en el que vivíamos nos traía recuerdos muy tristes y pensamos que cambiar de casa sería como una forma de empezar de cero. Entonces vimos este edificio y nos encantó. Fue un amor a primera vista. Y comprarlo, nuestra particular locura pospandemia, pero bendita locura, porque ahora estamos felices», cuenta Blanca.
Ella vive en el bajo cubierta con su pareja; su hermana María, con la suya en el segundo, y su madre, en el primero, mientras que el bajo lo destinan a alquiler como vivienda a pie de calle. «Vivimos juntas, pero no revueltas», comenta entre risas Blanca.
Las tres son un claro ejemplo de que no solo los grandes inversores y las empresas promotoras se encuentran detrás del fenómeno de la rehabilitación en el centro de Ferrol. También particulares como ellas están contribuyendo a dar nueva vida a los edificios históricos de la ciudad naval, aunque reconocen que «no es un camino de rosas».
«Con el dinero que obtuvimos por la venta de nuestra antigua casa compramos el edificio en junio del 2020, pero la licencia tardó un año en llegar y las obras duraron otros tres», ilustra Blanca, quien junto a su hermana María se convirtió en promotora y juntas recurrieron a una hipoteca de autopromoción para financiar los trabajos de rehabilitación. «También solicitamos varias ayudas, que en principio están ya aprobadas y estamos a la espera de recibir. No son muy cuantiosas, pero toda ayuda es bienvenida», dice Blanca, al tiempo que agradece el apoyo que encontraron en la Oficina de Rehabilitación de Ferrol.
Con el proyecto de reforma, firmado por Manuel Romero y José Romero Alonso, las habitaciones interiores se convirtieron en vestidores y cuartos de baños, dos de las viviendas ganaron una terraza en la parte trasera y los elementos más valiosos recuperaron el brillo perdido, como las galerías de madera, los chineros o las molduras de yeso.
«El resultado es un edificio con muchísimo carácter, único y especial. Y darle una nueva vida me parece maravilloso, porque es una forma de contribuir a la regeneración de A Magdalena, que, como ferrolana que soy, es algo que me hace mucha ilusión», dice Blanca. A Rosa, este nuevo hogar le ha devuelto la alegría y hasta se ha apuntado a un taller de restauración para que sus muebles antiguos luzcan todavía más bonitos entre los muros centenarios de Gravina. Y María asegura que desde el primer día que puso un pie en el edificio se sintió como en casa. «Los techos son muy altos, lo que aumenta la sensación de amplitud, y es muy bonito ver cómo entra la luz por las galerías a primera hora de la mañana. Nada más entrar notas que es una casa muy vivida y también una sensación muy cálida, muy de hogar».
A Magdalena renace al compás de la rehabilitación
Poco a poco, el Ferrol más antiguo borra las cicatrices del abandono y renace al compás de la rehabilitación. Basta caminar por el centro para certificar que cada vez hay menos edificios que cuelgan el cartel de «se vende», mientras aumentan los que se parapetan tras andamios y se llenan de obreros para recuperar su antiguo esplendor. En la ilustrada tableta de chocolate al menos quince inmuebles se encuentran en obras o están a punto de someterse a una metamorfosis integral que permitirá obtener más de 60 viviendas. Y en las inmobiliarias, estudios de arquitectura y en el propio Concello el teléfono no para de sonar. «Ahora mismo es una locura, llaman inversores hasta de EE.UU. o Canadá», comenta un técnico del departamento de Urbanismo.
A nadie se le escapa que las obras para resucitar viejos inmuebles van a más. Y desde el Concello de Ferrol avalan esa efervescencia con cifras concretas. Blanca García, concejala de Urbanismo, asegura que las solicitudes de rehabilitación integral aumentaron un 56,1 % en el 2024 con respecto al 2023. Pero, además, los datos que maneja revelan el porcentaje de edificios que ya se han recuperado en tres de las cuatro áreas de rehabilitación de la ciudad naval. Sin contar Recimil, en A Magdalena-Ferrol Vello se han recuperado un 34,96% de sus 1.428 edificios (1.108 están en el barrio ilustrado y 320 en el portuario); en Esteiro Vello, un 18,88% de los 143 inmuebles incluidos en esa área de rehabilitación; y en A Graña, un 9,91 % de 222, según apunta la concejala.
Además, García destaca que desde el año 2016 se han concedido 410 licencias de rehabilitación para recuperar propiedades en A Magdalena; 89 para hacer lo mismo en Ferrol Vello; 73, en Esteiro; y 22 en A Graña. Para García, todos estos datos ponen de manifiesto la apuesta del Concello por dinamizar sus cascos históricos, con el respaldo de la Xunta y su plan Rexurbe en el caso concreto del barrio portuario de Ferrol Vello. «Tratamos de consolidar población, dando facilidades para que nuevos vecinos puedan asentarse en nuestra ciudad mediante la rehabilitación de las viviendas, consiguiendo así un doble objetivo: por un lado, ganar habitantes, y por el otro, recuperar inmuebles que en muchos casos estaban vacíos y abandonados», valora la concejala de Urbanismo.

Los todavía atractivos precios de la vivienda de segunda mano que ofrece Ferrol y el aumento del interés por vivir en el centro, junto con la mejoría del contexto económico, han provocado que el sector de la rehabilitación haya pisado el acelerador a raíz de la pandemia. Pero las voces expertas recuerdan que la situación actual es también el fruto de «un largo trabajo de hormiguitas». Un sendero que comenzó en el año 2001 con la declaración de la primera área de rehabilitación de la ciudad, la de Ferrol Vello-A Magdalena. Y continuó en el 2007 con la aprobación del plan especial de A Magdalena, a cuyo amparo, a lo largo de estos últimos años, se han recuperado buena parte de las joyas de Ucha o el edificio Jofre de Riva y de Soto, pero también espacios públicos como la plaza de Armas, el antiguo Hospicio, el Ateneo o la calle de la Iglesia.
«La rehabilitación en A Magdalena no es ninguna utopía, es ya una realidad», sostiene el arquitecto Santiago González. Como sus colegas, confía en que esa realidad se extienda al resto de barrios históricos de la ciudad. Y frente al riesgo de gentrificación, propone el uso mixto de los edificios (residencial en los pisos superiores, y comercial, hostelero o para oficinas en los bajos).
¡Prepárense para la guerra!
José Romero (arquitecto)
Europa dice que nos preparemos para la guerra, si lo dicen ellos pues será lo que toca. Los estados de ánimo y de opinión se inducen desde las tribunas y con ello consiguen generar el caldo de cultivo necesario para que las directrices que se impongan desde Bruselas, o desde donde toque, sean recibidas como esperadas, cuando no deseadas. Y en esas estamos, ¡queremos rehabilitar! ¡Bendita sea! Los que andamos metidos en estos quehaceres no dejamos de sorprendernos cuando oímos lo que estos días, meses, se comenta. Lo cierto es que el caldo de cultivo, en este caso, se viene preparando desde hace mucho tiempo con el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Barrio de la Magdalena, las Áreas de Rehabilitación Integral (Ferrol Vello, A Graña, Esteiro Vello y Recimil) y el dinero que ha llegado a través de estas figuras, en modo de ayudas directas y subvenciones, pero también gracias al factor humano. El trabajo que se ha llevado a cabo desde la Oficina de Rehabilitación merece todo el reconocimiento posible.
Ya sabíamos que, más pronto que tarde, esta situación habría de llegar. En el gremio siempre hemos apostado por la ciudad. Las particularidades de Ferrol, su estructura parcelaria y la tipología por un lado ha condicionado a la mayoría a entender las bondades de una ciudad como esta, pero comprender la escala y cómo repercute en las relaciones humanas es lo que permite entender a Ferrol como un lugar privilegiado que nos ofrece un entorno confortable para vivir y una reconciliación vital con la ciudad, ese entorno al que se le derriban las murallas para expandirse y sentir el mar como propio y nos permite mirar más allá.
Son muchos los factores que nos afectan, las empresas del entorno cobran vida, el turismo crece y ya no es tan estacionario, el Camiño Inglés ha permitido acercar gente que no hubiese puesto su vista en esta esquina del mapa… Infraestructuras que diversifiquen y aumenten las posibilidades de inversión, este es el caldo de cultivo que nos permite ser optimistas. Pero en una guerra se puede morir por fuego amigo, así que hay que cuidarse bien las espaldas. Los procesos que se han observado en aquellos lugares que se tensionan con acciones vinculadas al turismo generan distorsiones en los entramados sociales llevando a una pérdida de la identidad, al expulsar a los propios ciudadanos para dar servicio a gentes que usan la ciudad como si de un parque temático se tratara, deambulando entre atracciones hasta completar el circuito y marcharse sin despedirse.
La consecuencia directa es la mercantilización y especulación de la vivienda, con la consiguiente subida de los precios. Esto no significa que no haya sido así hasta ahora, solo que estos procesos aceleran los pasos, así que ya saben amigos... ¡Prepárense para la guerra!